miércoles, 29 de enero de 2014

La autoridad delegada (04.11.11)

Estudio dado en Huelva el 4 de Noviembre de 2011


Introducción


Esto quiere hacer referencia a la autoridad que Dios da a los hombres. 
Dios le confiere parte de Su autoridad a los hombres para el servicio a los santos.
Esto quiere decir también que si la da Dios, nadie la puede  tomar por si mismo. 
La autoridad viene de Dios y la iglesia la reconoce, así que nadie puede levantarse un día y decir "someteos a mi, que yo soy vuestra autoridad".
Dice en Juan 10:3 que "las ovejas escuchan la voz de su pastor y lo siguen". 
Por tanto, la iglesia reconoce la autoridad y no hay porqué imponerla.

Mateo 8:8-9: "Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra y mi criado sanará, pues también yo soy hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mis órdenes, y digo a este: "Ve", y va; y al otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace."

La autoridad delegada debe estar bajo autoridad.
Para que una persona sepa tener autoridad es imprescindible que haya aprendido a vivir bajo ella. 
Este centurión antes tuvo que ser soldado, que al igual que yo, antes de tener a mi cargo personas, he tenido que estar antes a cargo de otro para poder aprender. 
No es buen jefe aquel que no ha pasado antes por lo que tu, porque nunca te va a entender bien.
En la Palabra vemos como los grandes hombres de Dios estuvieron bajo autoridad de otros hombres de Dios. 

Algunos ejemplos son:
Josué, que estuvo de siervo de Moisés, y fue el que tomó su lugar como autoridad del pueblo.
Eliseo, siervo de Elías, más tarde tuvo doble porción de la que tenía en su autoridad.
El profeta Samuel, bajo el sacerdote Elí.
David, bajo la autoridad de Saul.
Saúl y David, que aunque como reyes eran la autoridad delegada por Dios para el pueblo, y así toda Israel debía someterse y obedecerles a ellos, también ellos escuchaban y se sometían a los profetas.
Marcos con Pedro, Pablo con Bernabé, Timoteo con Pablo, estos ya en el Nuevo Testamento.

¿Y cómo queda el asunto después del Señor? 
Cuando Felipe predica en Samaria, como vemos en Hechos 8, muchas personas se convirtieron y eran bautizadas. 
Cuando lo oyeron los apóstoles enviaron a hermanos para ver que estaba pasando allí, así que los apóstoles eran la autoridad de Felipe.
En Hechos 11:1-18 Pedro mismo, apóstol como era, informa a la iglesia de lo que ha hecho entre los gentiles. 
En Gálatas 2:2-10, Pablo busca a los apóstoles en Jerusalén, se sujetó  a ellos y les expuso lo que había recibido del Señor por si estaba equivocado, y ellos le dan la mano en señal de confirmación 
En Hechos 14:26-27, Pablo y Bernabé dan cuenta de su viaje a la iglesia que lo envió y lo encomendó a la gracia de Dios.

También los ancianos, como vemos, están sujetos entre si. 
Este es uno de los motivos por el que Dios ha puesto a la iglesia bajo la autoridad de un equipo de hombres y no sobre uno solo.
Aunque el tema que nos ocupa está centrado en la iglesia, creo que debemos ver el tema de la autoridad delegada como un todo, así que vamos a ver por encima otros aspectos que nos hagan comprender que la autoridad abarca todos los ámbitos de la vida.

1. Aprediendo obediencia


1. En el mundo

1 Pedro 2:13-14: "Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien."

Como creyentes debemos obedecer a nuestros reyes y gobernantes en todo aquello que no vaya en contra de la Palabra de Dios, sabiendo que toda la autoridad proviene de Dios y que resistirla es resistir a Dios.

Romanos 13:1-2: "Sométase toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay,  por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos."

Cuidado con lo que decimos de nuestro gobierno.
Aún cuando los gobernantes de las naciones no crean en Dios, y sus paises estén bajo el dominio de Satanás, el principio de autoridad se mantiene inalterado. 
Incluso cuando Jesús estuvo con nosotros, se sometió a las autoridades gobernantes (los romanos) y a las autoridades eclesiásticas (el sumo sacerdote). 
El pagó impuestos y nos enseñó a dar a César lo que es del César (Mateo 22:21).
Y cuando el sumo sacerdote le conjuró para que dijera si era el Cristo, el Señor obedeció de inmediato, reconociendo que ellos eran la autoridad en la tierra (Mateo 26:63-64).

La ley no está puesta para que tema el que hace el bien, sino para el que hace lo malo. 
Todas las leyes, da igual el pais, se derivan de la ley de Dios: Castigar lo malo y recompensar lo bueno. 
Y aunque algunos hacen lo contrario, llamar a lo malo bueno y viceversa, entendemos que es aberración, que es justo lo que pasará cuando llegue el anticristo, el hombre sin ley, que gobernará deformando todo el sistema legal y abiertamente nos dirá que lo malo es bueno y lo bueno malo.

Romanos 13:7: "Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra."

Según vemos en este versículo, los símbolos de la sujeción a las autoridades son cuatro: Tributos, impuestos, respeto y honra. 

Los hijos de Dios no debemos criticar con desconsideración al gobierno, aunque la tentación sea grande, porque hasta la policía que vemos en la calle ha sido instituida por Dios para realizar una tarea específica, así como Hacienda, y hasta las señales de tráfico. 
De la misma manera, debemos obedecer en el trabajo a los jefes y en el colegio a los maestros. 
La pregunta es: ¿Les escuchamos como autoridades delegadas de Dios? 
Es muy complicado obedecer si no vemos en ellos la autoridad de Dios.

2. En la familia

Efesios 5:22-24: "Las casadas estén sujetas a sus propios maridos,como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 
Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo."

Dios ha dispuesto que los hombres representen a Cristo. 
Sería difícil que la mujer se someta al marido si no viera en él a la autoridad delegada. 
Así la mujer representa a la iglesia en sujeción (1 Corintios 11:3). 
Siendo así, si los miembros de nuestras familias nos ven a nosotros como autoridad seguro desaparecerán muchas dificultades en las casas.

Así es también en la relación entre padres hijos, tal como Dios lo ha establecido.
Efesios 6:1-4: "Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor."

3. En la iglesia

1 Tesalonicenses 5:12-13: "Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros y os presiden en el Señor y os amonestan. Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros."

De la misma manera, Dios ha puesto hermanos que presiden la iglesia entre hermanos, enseñando, predicando, dedicados al servicio de Dios y de los santos. 
Es la voluntad de Dios que se les reconozca, sujetándose a ellos y obedeciéndolos.

En la iglesia, son los pastores los que representan la autoridad de Dios, los cuales a su vez deben delegar responsabilidades, (no porque sea decisiones personales de ellos, sino porque Dios los levanta), en otros siervos para dirigir otros asuntos (alabanza, diáconos, evangelismo, escuela domincal, etc....)
A estos obreros también hemos de saber reconocerlos y sujetarnos a ellos en ese área que dirigen, y de esta manera estar sujetos unos a otros 

1 Pedro 5:5: "Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad, porque "Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes"."

Debemos de tener en alta estima a nuestros pastores por su obra, ya que ellos son los que velan por nuestras almas y serán ellos los que habrán de dar cuenta a Dios por nosotros.
De verdad, es nuestra obligación orar por ellos, por visión y fortaleza para que su trabajo con nosotros no se haga con quejas por lo insoportable que hacemos su servicio, sino con alegría.
Si Dios mismo no ha tenido miedo de confiar Su autoridad a los hombres, ¿no podemos nosotros obedecer sin temor o sin reparos?
Mirad, si algo sale mal, la falta no será nuestra sino de las autoridades. (Comentario de mi trabajo como jefe).
En mi trabajo, si cualquiera de mis camareros hace algo indebido, a ellos no les va a llegar la más mínima queja, sino a mi, que como responsable, debo hacerme cargo de todos los errores del departamento.

Y ahora viene la pregunta: ¿Y si la autoridad es injusta? 
La respuesta es: Si Dios arriesga en confiar su autoridad a los hombres, debemos arriesgarnos en obedecer, porque el Señor hará responsable a las autoridades delegadas por sus actos equivocados
¿Y  cuál es la medida de la obediencia?
Sumisión y obediencia no son lo mismo. 
La sumisión es una cuestión de actitud, y la obediencia es una cuestión de conducta. 
Ser sumiso es una elección, ser obediente es una obligación

En Hechos 4:19, Pedro y Juan les respondieron al concilio: "Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que Dios". 
Su actitud no era rebelde, ya que se sometían a los que estaban  en autoridad, pero su obediencia no era sumisa.
La diferencia es que hay que obedecer a las autoridades mientras estas no actuen contrariamente a los principios cristianos, osea, lo que nos dice la Biblia. 
Pero cuando la autoridad delegada (los hombres que representan a Dios) y Dios mismo entran en conflicto, podemos ser sumisos, pero no rendir obediencia a la autoridad delegada. 
Pero repito, la única guia que nos indica que es correcto es la Palabra misma, y no podemos en ningún caso apoyar nuestras quejas en cosas ajenas a la Escritura.

En resumen, la obediencia tiene relación con como nos comportamos, o sea, que es relativa, te la doy conforme  sea apoyada con la verdad de las escrituras. 
En cambio, la sumisión tiene relación con la actitud del corazón, osea, que debe ser absoluta.
Solo a Dios le debemos obediencia absoluta y sin medida. 
Toda persona inferior solo puede recibir obediencia limitada.
Si la autoridad delegada da una orden que claramente contradice un mandato de Dios, se le rendirá sumisión pero no obediencia. 
Esto es, me someto a ti que eres mi autoridad, pero no me pidas que haga algo que vaya contra la Palabra de Dios porque no voy a obedecerte.

Ejemplos en la Biblia: 

En Exodo 1:17, vemos a las parteras como la madre de Moisés desobedecieron el decreto del Faraón al guardar la vida de Moisés, y sin embargo, se las consideró mujeres de fe.
En Daniel 6:10, vemos que Daniel oraba a Dios desobedeciendo el mandato del rey. 
Sin embargo, fue sumiso y se sometió al rey al ser arrojado a los leones.
En Mateo 2:13, José tomó al Señor y huyó a Egipto para evitar que Herodes le diera muerte.
Pedro predicaba el evangelio contrariamente a lo que mandaba el consejo gobernante, ya que era justo obedecer a Dios antes que a ellos. 
Pero se dejó llevar a la cárcel por ellos.
Si leemos Hechos 15, vemos un ejemplo perfecto de lo que puede ser una iglesia en sesión. 
Pueden haber sugerencias y debates, pero una vez que se adopta una decisión todos deben aprender a someterse a ella.

Si los mismos ángeles están bajo autoridad, que incluso habiendo caido ningún ángel se atreve a maldecir a aquellos que una vez fueron superiores (Judas 9, cuando el arcángel Miguel fue obstaculizado por Satanás, y todo lo que le dijo fue :"El Señor te reprenda").

Si los mismos ángeles actuan así, ¿somos como aquellos de los que Pedro habla en 2 Pedro 2:10-11: "Y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en placeres e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y obstinados, no temen decir mal de los poderes superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en poder, no pronuncian juicio de maldición contra ellos delante del Señor."

2. El mal uso de la autoridad delegada


¿Quiere decir lo anterior que la autoridad delegada tiene siempre la razón? En ninguna manera.
La autoridad delegada de Dios representa a Dios mismo, y por tanto, sus actos y decisiones deben ser conformes a las de Dios. 
Cuando Dios le dijo a Moisés que le hablara a la peña para que brotara agua de ella, Moisés falló porque se airó contra el pueblo que murmuraba por la falta de agua en  el desierto. 
Golpeó dos veces la roca con la vara. 
¿Qué pasó? Que Dios castigó y reprendió a Moisés, porque El que era representante y profeta de Dios, mostró un enojo que Dios mismo no tenía hacia su pueblo.

La sujeción y la obediencia del creyente hacia su autoridad delegada no puede estar fundamentada en el temor, en el resentimiento, sino en el reconocimiento en confianza y en amor. 
Como dice en Juan 10:3, las ovejas siguen a su pastor no porque las golpea, sino porque estas conocen su voz, y saben que el las cuida y las ama y confían en él. 
Si otro las llama y les dice que ahora va a ser su pastor, las ovejas no reconocerán la voz y no acudirán.

1 Pedro 5:2-3 dice: "apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey."

La autoridad hay que ejercerla tal y como Jesús la ejercía. 
A la luz de este texto vemos:
1- Debe de cuidarla voluntariamente, de corazón.
2- No debe buscar ganancias deshonestas, tanto materiales como de otro tipo, como posiciones privilegiadas.
3- No como teniendo señorío sobre el rebaño. 
El Señor del rebaño solo es uno, Jesucristo, y nosotros, seamos quien seamos y tengamos el cargo que tengamos, solo somos siervos del rebaño, como dice en Mateo 20:27: "y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo".
El pastor debe saber que no es el jefe, sino el siervo. 
Dios lo ha levantado para servir. 
Cuidado con llenar las agendas, con tareas siempre pendientes, de manera que el rebaño no puede llegar a ellos. 
Las ovejas obedecemos más por amor y respeto que por temor.

Y por último, la autoridad delegada debe tener cuidado de reprender el pecado cuando lo haya. 
En 1 Samuel 2:27-36, el sacerdote Elí hizo la vista gorda con el pecado de sus hijos, cuando engañaban en cuanto a los sacrificios, obligando a aquellos que venían a darles la parte cruda de lo sacrificado y no la hervida como era la costumbre, y Dios los castigó a todos tanto por el pecado como por no haberlo reprendido.

Qué puede decir el dueño del rebaño al siervo que no administró correctamente la autoridad delegada por Dios. 
Eso en cuanto a la autoridad, pero en cuanto a la oveja, se plantea la mayor exigencia: 
La obediencia a la voluntad de Dios. 
Y el peligro que corremos cuando no lo hacemos es caer en la rebelión.

No podemos seguir el ejemplo de Saul, en el pasaje de 1 Samuel 15, en el que Saul no obedeció a Dios y perdonó al rey de los amalecitas junto con lo mejor del ganado, creyendo que su criterio era  mejor que la orden que había recibido, pero como Samuel le dijo en el versículo 22: "Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención mejor que la grosura de los carneros".
Si ha de haber sumisión, es necesario eliminar el yo, o el nosotros ¿porqué? 
Porque siendo nosotros en nuestra naturaleza caemos en peligros que la Palabra nos revela. 

Algunos ejemplos más:

La caida de Adán y Eva
La caida (Genesis 3:1-6) se produjo por no obedecer a la autoridad. 
En vez de obeceder a Adán, Eva tomó su propia decisión, con las consecuencias que ya conocemos.

El fuego extraño ofrecido por Nadab y Abiú
Pocos ejemplos tan claros como este. Levitico 10:1-2: "Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, pusieron en ellos fuego, le echaron incienso encima, y ofrecieron delante de Jehová un fuego extraño, que él nunca les había mandado. Entonces salió de la presencia de Jehová un fuego que los quemó, y murieron delante de Jehová.".

Vamos a pararnos un momento en este pasaje y sacar algunas conclusiones:
Nadab y Abiú eran sacerdotes (como nosotros), no porque fueran especialmente buenos o rectos (como nosotros) sino porque eran de la familia que Dios había escogido (como nosotros). 
Aarón era su padre y fue puesto como sacerdote, y el aceite de la unción había sido derramado sobre su cabeza (como nuestros pastores). 
En todos los asuntos del servicio Aarón era su jefe (el pastor), sus hijos eran los ayudantes y obedecían las órdenes de su padre (como nosotros). 
Dios nunca tuvo la intención de dejar que Nadab y Abiú (nosotros) sirvieran independientemente de su padre.
Nadab y Abiú habían visto muchas veces como trabajaba su padre, ellos consideraban que era sencillo, así que supusieron que ellos podrían hacer lo mismo. ¿Qué hicieron? 
Ofrecer sacrificio sin que la autoridad estuviera presente. 

Pero Dios lo vio como fuego extraño, que significa que ellos sirvieron sin obeceder a la autoridad, lo hicieron en su entendimiento.
El problema es que servir a Dios y ofrecer fuego extraño parece ser igual, pero no hay relación entre ellos. Ellos ofrecieron sacrificio, ¿qué había de malo?

Pues que cuando el hombre sirve bajo la autoridad de Dios su trabajo es aceptado. 
En Su obra, Dios pone a algunos para estar en autoridad, junto a otros que deben estar bajo autoridad.
Cualquiera que siga eso de "si él puede, yo también", está en rebelión. 
Eso hizo Satanás, que quiso hacer lo que Dios, y lo que hicieron Adán y Eva que quisieron ser como Dios.

Muchos tratan de servir independientemente, sin estar sujetos a la autoridad, y sin saberlo pecan contra la autoridad de Dios aunque creen que trabajan para Dios.
Muchos se consideran obedientes a Dios. 
El que de veras es obediente verá Su autoridad en todas las circunstancias y lugares: en el hogar, en el trabajo, en el colegio, en los semáforos, en los gobiernos, y por supuesto, en la iglesia.

Cuando Aarón y María murmuraron contra Moisés, Dios dijo: "¿Porqué no tuvistéis temor de hablar contra mi siervo Moisés?". 
Somos muchos los que hablamos en contra de los responsables de la iglesia o de otros que están por encima de ellos, y no nos damos cuenta de la gravedad de hablar así.

Por último, vamos a ver la autoridad y la obediencia llevada a la perfección, de la que tenemos que sacar el ejemplo, tanto ovejas como autoridades: la de Jesucristo

2. La obediencia de Jesucristo


Hebreos 5:7-9: "Y Cristo, en los días de su vida terrena, ofreció ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que lo podía librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente. Y, aunque era Hijo, a través del sufrimiento aprendió lo que es la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que lo obedecen".

La Biblia nos dice que Jesús y el Padre son uno. 
Sabemos que en el principio era el verbo y el verbo era Dios. 
Los cielos y la tierra fueron hechas por el verbo. 
La gloria que Dios tenía en el principio era también la gloria del Hijo. El Padre y el Hijo existen por igual y son iguales en poder y posesión. 
Y dice la escritura, sin embargo que "no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse".

Para Cristo, el ser obediente no es algo tan sencillo, porque para El es mucho más difícil ser obediente que crear los cielos y la tierra. 
Tuvo que despojarse de toda la gloria y el poder de su condición divina, y tomar forma de siervo, para poder obedecer. 
Cristo fue obediente hasta la muerte, muerte muy dolorosa y llena de verguenza, y Dios lo exaltó hasta lo sumo, hasta el máximo. 
Dios exalta al que se humilla, y esto es un principio divino.

Por tanto, hermanos, una persona de Cristo es una persona llena de obediencia. 
Vemos en el versículo 8 nos dice que Cristo "aprendió la obediencia por las cosas que padeció".
Nosotros también padecemos cosas, a veces injustas o erróneas, pero por ellas aprenderemos obediencia. Cristo no trajo la obediencia a la tierra, El la tuvo que aprender.

De esta manera sigamos el ejemplo. 
La obediencia a las autoridades puede traer ocasionalmente sufrimiento, pero es necesario para saber sujetarnos y aprender obediencia. 
De la misma forma, el que sea autoridad delegada, debe saber que su papel es el de ser siervo y que por sus decisiones será  llamado por el Señor a dar cuentas por el rebaño.

Jerónimo Perles Moreno




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