El blog de Jerónimo Perles
Una página creada para compartir el trabajo de este obrero de la obra de Asambleas de Dios en Huelva, España. Aquí se expondrán los trabajos, estudios y predicaciones para todos aquellos que lo deseen con buen ánimo de aprender y gozarse de la obra del Señor.
miércoles, 25 de febrero de 2015
lunes, 17 de febrero de 2014
La doctrina del Espíritu Santo (18.10.12)
Estudio dado en Huelva y Lepe el 18 de Octubre del 2012
Introducción
Las palabras de Jesús a los discípulos nos presentan con nitidez quien es este Espíritu Santo (Juan 14:16,17).
A través del Padre, y por medio del Hijo, surge esta tercera persona que habría de estar con nosotros todos los días
Clemente de Roma, obispo de esta misma ciudad en el siglo 1, expresó acertadamente esta misma idea, dándole al ES el mismo rango de importancia.
Este mismo hombre, deportado por el emperador Trajano, fue echado al mar con un ancla atada al cuello
A lo largo de las páginas de la Biblia, la persona y la obra del Espíritu Santo, aparece de forma constante y clara.
Por ejemplo, en el Nuevo Testamento se menciona la persona y la obra del Espíritu de Dios en 261 pasajes:
56 veces en los Evangelios, 57 veces en el Libro de los Hechos, 112 veces en las epístolas paulinas y 36 veces en el resto de los libros.
Como cristianos, como creyentes, debemos aceptar el desafío que nos hace la Palabra de Dios, que es vivir en el Espíritu (Romanos 8:9)
En esta lección dedicada al Espíritu Santo, vamos a trazarnos varios objetivos:
El primero, vamos a conocer lo que la Palabra de Dios dice acerca de El
En segundo lugar, vamos a tratar de darnos cuenta de la necesidad que como creyentes tenemos de la persona y el ministerio y obra del Espíritu Santo
Y tercero, vamos a crear una motivación para comprometernos a buscar más del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Esto lo vamos a realizar a través de 7 temas a tratar en esta lección:
Vamos a ver la persona del ES
Veremos también que el ES es una persona que es Dios
Vamos a ver que nombres y títulos recibe el ES en la Biblia
Veremos también la simbología del ES en la palabra, es decir, a que se representa cuando hablamos de El y de su obra
También haremos énfasis en el fruto del ES. Que es capaz de hacer el Es en nosotros
Veremos que es esto del bautismo en el ES, su porqué y su efecto en los creyentes
Y por último, veremos que es la llenura del ES en el creyente, lo que representa en el vivir del nacido de nuevo. Empecemos
1. La persona del ES
El Espíritu Santo es Dios y es una de las tres personas de la Trinidad, por lo tanto, tiene atributos personales y divinos.
Siendo Dios un Dios trino, podemos esperar que todos los atributos se cumplan por igual en cada una de las personas que la conforman.
Para que un ser sea considerado como poseedor de personalidad, ha de cumplir con tres atributos: debe poseer consciencia (debe saber qué hace), debe tener voluntad propia y debe desarrollar sentimientos.
Tu eres tu por estas mismas características
El ES es poseedor de inteligencia (Lucas 12:12; Juan 14:26… Romanos 8:27; 1 Corintios 2:13)
Según vemos, el ES lo sabe todo y estará encargado de hacernos recordar. Es evidente que tiene capacidad cognitiva
El ES tiene voluntad (1 Corintios 12:11; Hechos 2:4)
El hecho de que pueda decidir por si mismo muestra que tiene voluntad propia
El ES tiene emociones (Isaías 63:10; Hechos 5:3….. Romanos 15:30; Efesios 4:30)
Vemos que el ES se enojó y se entristeció, por lo que vemos también rasgos de personalidad
También tiene que desarrollar una actividad reconocible, es decir que actúa por si mismo de manera independiente
Por ejemplo, vemos que el ES habla (Hechos 8:29),
enseña (Juan 14:26),
defiende a su pueblo (Isaías 59;19), convence al pecador de su error, (Juan 16:8)
guía (Juan 16:13), y testifica (Romanos 8.16)
intercede (Romanos 8:26,27)
prohíbe y también permite(Hechos 16:6-10)
hace recordar (juan 14:26), y escudriña (1 Corintios 2:10)
nos capacita (1 Corintios 12:11) y da gloria a Cristo (Juan 16:14,15)
respalda a la iglesia en nuestra misión (Hechos 1:8), y produce fruto en nuestro corazón (Gálatas 5:22,23)
imparte los dones a la iglesia (1 cor 12:4-7) y da ordenes (Hechos 10:19-20)
comisiona (Hechos 13:2), y testifica de Cristo (Juan 15:26)
nos advierte del error (1 Timoteo 4:1), y selecciona a los líderes (Hechos 20:28)
interviene en las decisiones de la iglesia, dando su parecer (Hechos 15:28)
Vemos entonces que el ES desarrolla una tarea clara y evidente
Ahora vamos a ver que el ES es Dios en si mismo, siendo una persona de la Trinidad
En Hechos 5:5 dice: “Al oir Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y sobrevino un gran temor sobre todos los que lo oyeron”.
Esto pone de manifiesto sus atributos divinos. Sólo Dios es omnipresente, omnisciente, omnisapiente, eterno y omnipotente. La Palabra de Dios revela al Espíritu Santo con todos estos atributos, que normalmente damos a Dios:
Por ejemplo:
EL ESPÍRITU SANTO ES OMNIPRESENTE (Salmo 139:7-10) El Espíritu Santo está en todos sitios
EL ESPÍRITU SANTO ES OMNISAPIENTE (Isaías 40:13,14) El Espíritu Santo lo conoce todo, no necesita aprender, pues todo es salido de El
EL ESPÍRITU SANTO ES OMNIPOTENTE (Génesis 1:2; 1:26) Aquel que hizo los cielos y la tierra, que estuvo presente en la creación, es todopoderoso
EL ESPÍRITU SANTO ES ETERNO (Hebreos 9:14) Un espíritu que es eterno, que estuvo al principio y estará presente siempre. Eterno significa que existe desde siempre y para siempre.
EL ESPÍRITU SANTO ES OMNISCIENTE (Hechos 5:1-3) El Espíritu Santo lo sabe todo. Conoce como Dios que es todo lo oculto.
EL ESPÍRITU SANTO ES IGUAL AL PADRE Y AL HIJO (Efesios 2:18)
La Palabra de Dios revela al Espíritu Santo unido en acción juntamente con el Padre y el Hijo.
Trabajaron juntos en la creación (Génesis 1:26), en la concepción de Jesús (Lucas 1:35), en el bautismo de Cristo (Lucas 3:21,22).
Su nombre aparece en las palabras de bendición de Pablo a los corintios, junto al Padre y al Hijo, evidenciando su deidad absoluta (2 Corintios 13:14)
2. Los nombres y títulos del ES en la Biblia
La doctrina del Espíritu Santo se enriquece y se muestra claramente mediante los nombres o títulos que a Él se refieren y que descubrimos en la Biblia.
Esos títulos nos hablan de relación, identidad y/o función
TÍTULOS QUE INDICAN RELACIÓN:
El Espíritu de Dios (1 Co. 3:16)
El Espíritu del Dios vivo (2 Co. 3:3)
El Espíritu de Cristo (Ro. 8:9)
El Espíritu del Señor (2 Co. 3:17)
Vemos por tanto su relación con Dios padre y Dios hijo
TÍTULOS QUE INDICAN IDENTIDAD Y/O FUNCIÓN.
El Espíritu Santo (Lc. 11:13)
El Espíritu eterno (He. 9:14)
El Espíritu de verdad (Jn. 16:13)
El Espíritu de gracia (He. 10:29)
El Espíritu de gloria (1 P. 4:14)
El Espíritu de vida (Ro. 8:2)
El Consolador (Jn. 14:26)
El Espíritu de la promesa (Ef. 4:13)
El Espíritu de adopción (Ro. 8:15)
El Espíritu de santidad (Ro. 1:4)
Vemos por tanto que es Santo, es eterno, es dador de vida, y que tiene la función de guiar a la verdad, dar gracia, es glorioso, es el sello de la promesa, es nuestro consuelo, nuestro adoptador, y es Santo. Todos estos atributos son dados solo a Dios, y por tanto, el ES es Dios
3. La simbología del Espíritu Santo
El Espíritu Santo es representado como aceite, que está relacionado con el ungimiento para el servicio (Hch. 10:38).
El Espíritu Santo es representado como agua, lo que puede indicar vida y purificación
(Is. 44:3)
El Espíritu Santo es representado como paloma, lo que puede hacer referencia a la pureza, la paz y modestia (Jn. 1:32). La paloma es símbolo de paz desde tiempos de Noé, como declaración del final del diluvio
El Espíritu Santo es representado como las arras de nuestra herencia, lo que indica una fianza, una señal, una garantía del pago completo y final (2 Co. 1:22; 2 Co. 5:5).
El Espíritu Santo es representado como un sello, haciendo referencia a una certificación de propiedad, o a una transacción terminada (Ef. 1:13; 2 Co. 1:22).
4. El fruto del Espíritu Santo
Dos maneras de ver Gálatas 5:22-23:
Algunos comentaristas han dicho que el fruto es el amor y los demás son una consecuencia de éste.
Otros lo ven como un fruto en nueve partes.
Cualquiera que sea la interpretación, lo que no se puede perder de vista es que el fruto del Espíritu debe estar presente en todos los creyentes y que constituye el distintivo de una vida en el Espíritu.
La lista paulina del fruto del Espíritu.
Vamos a ver algunos pasajes donde se expresan estos frutos
El fruto del Espíritu es el Amor (1 Jn. 4:7-11)
El fruto del Espíritu es Gozo (Hechos 20:24)
El fruto del Espíritu es Paz (Isaías 32:17).
El fruto del Espíritu es Paciencia (Gálatas 5:22).
El fruto del Espíritu es Benignidad (Santiago 3:17-18).
El fruto del Espíritu es Bondad (Efesios 5:9).
El fruto del Espíritu es Fe (Romanos 1:17).
El fruto del Espíritu es Mansedumbre (1 Pedro 5:5).
EL BAUTISMO EN EL ESPIRITU SANTO
El bautismo del Espíritu Santo es una experiencia que todo creyente debe disfrutar.
No conduce a la salvación, pero los salvos deben anhelarlo.
Es una promesa de Dios para todos los que han conocido a Jesucristo y se han arrepentido de sus pecados.
EL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO EN LA BIBLIA.
El bautismo del Espíritu Santo se describe en la Biblia de diferentes maneras:
(1) Como una promesa de Dios (Joel 2:28)
Otros Vrs. Ezequiel 36:27; 37:14; 39:29; Isaías 32:15; 44:3; Zac 12:10; Lc 24:49; Hch 1:4).
(2) Como un derramamiento (Hechos 10:45)
Otros Vrs.
Joel 2:28; Hch 2:17, 18, 33; 10:45; Tito 3:5,6
(3) Como un bautismo (Hechos 1:5)
(4) Como un don (Hechos 2:38)
EL PROPÓSITO DIVINO DEL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO.
¿Con qué propósito créeis que fue prometido el ES a los discípulos?
Porque fue prometido en su ministerio terrenal y reiterado momentos antes de su ascensión a los cielos (Hch. 1:4,5; 11:16).
Él les diría a sus seguidores que ese bautismo los capacitaría para ser sus testigos en cualquier parte del mundo.
Hecho que fue cumplido durante la fiesta de Pentecostés en el Aposento Alto (Hch. 2:1-3).
LA EVIDENCIA DEL BAUTISMO CON EL ESPÍRITU SANTO.
En el Nuevo Testamento existen cinco relatos, donde los creyentes son bautizados con el Espíritu Santo (Hch 2:4; 8:14–25; 9:17–20; 10:44–48; 19:1–7).
En tres de estos cinco pasajes, Lucas describe lo que ocurrió inmediatamente al descenso del Espíritu en los creyentes.
Él resalta que aquellos creyentes que recibían el Espíritu Santo, tenían la señal inequívoca de hablar en un idioma desconocido (Hch 2:4; 10:44–48; 19:1–7).
Esta era la reiterada señal que evidenciaba que había tenido lugar la experiencia sobrenatural del Bautismo con el Espíritu Santo.
LA LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO.
La llenura del Espíritu Santo es una experiencia sobrenatural y potenciadora que experimenta el creyente a causa de su búsqueda espiritual continuada.
Es la evidencia de una vida plena en el Espíritu
La llenura del Espíritu Santo es tanto un estado como un evento, es decir, que es un estado en el que podemos vivir y es algo que pasa puntualmente como una experiencia renovadora.
Podemos y debemos vivir llenos del Espíritu Santo, pero además, seremos llenos en ocasiones muy evidentes y particulares.
LOS RESULTADOS DE UNA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU SANTO.
Un gozo evidente y renovado (Hch. 13:51,52).
Valor para defender la fe (Hch. 4:8).
Autoridad para enfrentar a los que se oponen al evangelio (Hch. 13:9,10).
Capacitación sobrenatural para servir (Hch 1:8; 6:3, 8; 11:24).
Gracia particular para exhortar (Hch. 11:22-24).
Y poder para demostrar el mensaje del evangelio con señales y milagros (Hch. 6:8).
REQUISITOS PARA SER LLENOS DEL ESPÍRITU SANTO.
La fe.
El arrepentimiento.
El anhelo por las cosas de Dios.
La obediencia.
Conclusiones
Como creyentes nacidos de nuevo debemos conocer al Espíritu Santo.
Nos corresponde conocer quién es el Espíritu Santo, sus atributos personales, las pruebas de su deidad, sus nombres y títulos, los emblemas que lo representan, el fruto que produce en los que creen, el significado y la relevancia de su bautismo y la llenura que él proporciona a los que le sirven.
Es bueno recordar que el Espíritu Santo es más que una doctrina; es Dios y desea tener una cercana relación con cada cristiano.
Desea capacitarlo para la vida y el servicio.
Sobre todo, desea ser el Ayudador y el Consolador que ha sido enviado para estar a nuestro lado “todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:18).
viernes, 14 de febrero de 2014
La doctrina de las Escrituras (10.09.12)
Estudio en Huelva y Lepe el 10 y 17 de Septiembre del 2012.
Introducción
Evidentemente, los cristianos tenemos una fuente de inspiración y certidumbre en lo que llamamos las "Sagradas Escrituras".
Está claro que para un inconverso, esto no significa nada.
En la mente de muchas personas está la idea de que nos basamos en un libro para apoyar nuestras creencias, y dudan de la autoridad de tal libro.
El desconocimiento que se tiene de ella es inmenso.
Ha sido un libro insultado, reprimido durante siglos, tachado de locura o de irreal.
Un libro hecho por hombres para algunos hombres.
En este estudio consideraremos cuestiones importantes como la veracidad de la Biblia, porqué la juzgamos con autoridad, el significado de la inspiración, la manera en que fue formado el canon de la Biblia, y el proceso por el cual la Biblia nos vino a nosotros.
Durante muchos años la Biblia ha sido considerada por millones de personas como el libro más importante que se haya publicado jamás.
Ha sido, con mucho, el éxito de librería número uno a través de toda la historia.
Abraham Lincoln creía que "la Biblia es el mejor regalo que Dios jamás haya dado al hombre.
Todo lo bueno del Salvador del mundo se nos comunica a través de este libro".
George Washington afirmaba que "es imposible gobernar el mundo con justicia sin Dios y sin la Biblia".
Charles Dickens escribió: "El Nuevo Testamento es el mejor libro que el mundo haya conocido".
Isaac Newton llegó a la conclusión de que "hay más señales seguras de autenticidad en la Biblia, que en cualquier historia profana".
A pesar de todo lo que se diga, la Biblia misma afirma ser más aún que el libro más grande que se haya escrito.
Sostiene que es la propia palabra de Dios, una revelación de Dios a los hombres.
De esto tratará el punto siguiente de nuestro estudio: de la autenticidad de esta afirmación.
1. La Biblia como revelación de Dios
El texto original de la Biblia decía literalmente que Dios alentó o sopló a hombres piadosos, los profetas y los apóstoles, y que éstos escribieron lo que Dios les indicó que escribiesen, aún cuando no entendían el significado de lo que escribían.
La misma Biblia sostiene que es la palabra de Dios, y por tanto, es la única guía en materia de verdades espirituales para nosotros los cristianos.
Es una fiel historia de la historia de la humanidad, de los actos y fracasos de los hombres.
Cuando decimos que la Biblia es la palabra de Dios, no significa que cada palabra representa su voluntad, o que sea un mandamiento suyo para nosotros.
Se trata simplemente de una crónica veraz de lo que Dios quiere que sepamos.
Sus profecías han sido cabalmente cumplidas a lo largo de la historia.
Su coherencia y belleza no tiene par con cualquier otra obra literaria del mundo.
Sus páginas han transformado dramáticamente a individuos y naciones
En ella misma encontramos comparaciones y efectos para nosotros:
La Biblia es comparada con un espejo en el que podemos mirarnos para vernos tal y como somos y tomar decisiones apropiadas para nuestra vida (Santiago. 1:23-25).
Es descrita como una semilla que muere o germina según el corazón de las personas (Mateo. 13:18-23).
Es como una lámpara que alumbra en el camino (Salmos. 119:105).
Es como una espada que penetra afilada hasta el alma discerniendo “los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hechos. 4:12).
Es como agua que purifica (Efesios. 5:25-27).
Es como alimento nutritivo para el espíritu, leche (1 Pedro 2:2), pan (Juan 6:51), miel (Salmo 19:10).
Es como un martillo poderoso que quebranta cualquier dureza (Jeremías 23:29).
La Biblia es el libro benéfico cuya lectura sana el alma, reconforta el espíritu y estimula a una vida nueva a la semejanza de Jesús.
La Palabra “Biblia” proviene del griego βιβλία que significa “libros”.
Se cree que este nombre proviene de una ciudad del Líbano llamada Biblos, la cual fue un importante mercado de papiros de la antigüedad.
Jerónimo llamó a este conjunto de libros que conforman las Escrituras “La biblioteca divina”.
Podemos decir que la Biblia es una biblioteca de sesenta y seis tomos encuadernados en dos volúmenes, el Antiguo con 39 libros y el Nuevo Testamento con 27
La palabra "testamento" significa pacto, convenio o acuerdo.
Esto se refiere a las relaciones de Dios con los humanos desde el principio de los tiempos.
El Antiguo Testamento tiene que ver con los acontecimientos anteriores a la venida de Cristo, y el Nuevo Testamento trata de los planes de Dios en esta última época.
Los escritos más antiguos de la Biblia se sirven de fuentes antiquísimas que Moisés incorporó al primer libro, el Génesis.
A partir del siguiente, sin embargo, son los relatos de testigos directos.
Estos escritos se remontan al año 1200/1500 antes de Cristo, y son siempre y en todo momento contemporáneos o inmediatamente posteriores a los sucesos que relata.
Nunca existe un lapso de siglo o siglo y medio después de los eventos narrados.
En el caso del Nuevo Testamento, podemos afirmar que también fueron escritos inmediatamente después, y sin que pasaran treinta años desde los acontecimientos que se narran.
Algunos escritos, como el evangelio de Mateo o de Marcos, fueron prácticamente contemporáneos de la vida misma de Jesús.
Todos estos escritos apelan a testigos que vivían entonces, y están escritos por quienes vieron y oyeron a Jesús personalmente en su mayor parte.
Existen más de 4000 manuscritos, de porciones del Nuevo Testamento o el Nuevo Testamento completo, que van desde mediados del siglo II hasta el siglo IV después de Cristo.
Según los estudiosos, el famoso texto "John Rylands", que se conserva en Inglaterra, fue escrito cuando la tinta del original debía todavía estar húmeda.
La Biblia, por otra parte, no es el resultado de un proceso de "sacralización" posterior, como es el caso de todos los demás libros religiosos, sino el testimonio de hombres que se sabían conscientes de dar la palabra de Dios.
Los libros religiosos de la humanidad registran el testimonio de las inquietudes y esfuerzos del hombre por hallar algún sentido a la vida, y tratar de comprender algo del cosmos y las realidades últimas, como la muerte.
La Biblia, sin embargo, sigue un camino inverso.
Registra el esfuerzo de Dios por llegar a nosotros.
2. La estructura de la Biblia
Con todo, la Biblia se divide en varios tipos de libros.
El Antiguo Testamento se relaciona principalmente con los judíos, con su historia, su profecía, su ley y su poesía.
El Antiguo Testamento contiene como hemos visto, 39 libros, parcelados a su vez en cinco divisiones:
(1) Pentateuco,
(2) Libros históricos,
(3) Libros poéticos,
(4) Profetas Mayores y
(5) Profetas Menores
Los libros de la Ley o el Pentateuco agrupan cinco títulos: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, y Deuteronomio.
Los Libros Históricos agrupan doce libros: Josué, Jueces, Rut, 1 y 2 de Samuel, 1 y 2 Reyes, 1 y 2 de Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester.
Los Libros poéticos reúnen cinco libros: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y Cantar de los Cantares.
Los Profetas Mayores agrupan cinco libros: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel y Daniel.
Los Profetas Menores contienen 12 libros: Oseas, Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías.
Los libros del Nuevo Testamento, especialmente entre el evangelio de Juan y la epístola de Judas, contienen la doctrina cristiana, y se aplica de forma especial a nosotros hoy en día.
Antes de Cristo, imperaba lo antiguo, y a partir de su muerte, lo nuevo.
Por último, el libro de Apocalipsis trata mayormente de acontecimientos venideros, y el libro de los Hechos es de transición, que une el régimen del Antiguo Testamento con el espíritu renovador del Nuevo.
Este es un libro de experiencias singulares y de señales, destinadas a recalcar la autoridad de los apóstoles.
El nuevo Testamento contiene 27 libros, que pueden dividirse en tres secciones:
(1) Libros Históricos,
(2) Libros Doctrinales,
(3) Libro Profético.
Los Libros Históricos agrupan cinco libros: Mateo, Marcos, Lucas, Juan y Hechos de los Apóstoles.
Los Libros Doctrinales reúnen 21 libros: Romanos, 1 y 2 a los Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 a los Tesalonicenses, 1 y 2 a Timoteo, Tito, Filemón, Hebreos,Santiago, 1 y 2 de Pedro, 1, 2 y 3 de Juan y de Judas.
El libro profético: Apocalipsis.
3. El canon de la Biblia
El canon se refiere al compendio de escritos bíblicos que fueron aceptados como inspirados (más adelante veremos algo sobre el significado de este término).
Aquí pueden surgir preguntas sobre cómo sabemos que los libros que contiene pertenecen realmente al canon, si hay otros libros que deban ser incluidos en él, o porqué creemos que los libros apócrifos no son inspirados.
Vamos a verlo paso a paso:
El Canon del Antiguo Testamento
Para la canonización de un escrito son necesarios tres pasos:
1º El sello divino sobre el libro (inspiración)
2º El reconocimiento humano de la inspiración
3º La recopilación de los libros en un solo tomo
El Antiguo Testamento de los israelitas fue dividido en tres partes: la ley, los profetas y los escritos.
La evidencia de la inspiración de la ley está reflejado en Exodo 4:10-12 y Deuteronomio 18:18.
Sobre los profetas, la Biblia dice que a cada uno de los 15 profetas vino "la palabra de Dios" (Isaías 1:2; Jeremías 2:2; Ezequiel 1.3...).
Y sobre los escritos, Dios habló mediante su siervo David, escritor de Salmos.
También es abundante el testimonio del Nuevo Testamento en cuanto a la inspiración del Antiguo Testamento.
Se refiere al Antiguo en el Nuevo Testamento por cita directa o indirecta más de mil veces.
Jesucristo catalogó doce veces todo el Antiguo Testamento como Palabra de Dios.
Por ejemplo en Mateo 23:35, Cristo se refiere al Antiguo Testamento cuando dice: "desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías".
¿Dónde se encuentra la historia de Abel? En Génesis 4:8, ¿Y la de Zacarías? En 2 Crónicas 24:20-21.
El primer libro del Antiguo Testamento en el tiempo de Jesús era el Génesis, y el último era Crónicas.
Esto quiere decir que Jesús conoció y aceptó todo el Antiguo Testamento como la escritura Sagrada.
Un libro inspirado pertenece al canon desde el momento de su composición, sea reconocido o no.
Por ejemplo, los libros de Moisés fueron reconocidos como divinos desde el momento de su composición
Es cierto que los originales se han perdido, pero Cristo citó del AT tal y como es hoy.
Nada se ha añadido o quitado desde entonces.
En los rollos del Mar Muerto se citan de todos los libros (menos Ester), tal y como los conocemos hoy.
Escritos entre los siglos 1 y 2 antes de Cristo, atestiguan la existencia temprana del canon del Antiguo Testamento.
La tradición hebrea atribuye la colección de los libros canónicos a Esdras y sus contemporáneos, Nehemías, Hageo, Zacarías y Malaquías.
Josefo, historiador judío del primer siglo antes de Cristo, corroboró esa tradición, poniendo de requisito de reconocimiento de que un libro, para ser considerado canónico, tuvo que haber sido escrito por un profeta. Considerando el libro de Rut como apéndice de Jueces y lamentaciones de Jeremías,
Josefo hace eco de la opinión de sus contemporáneos que el canon del Antiguo Testamento consistía en 22 libros, que son los mismos que tenemos nosotros.
En el canon hebreo, Samuel, Reyes y Crónicas, que dividimos en dos libros cada uno, se consideran un solo libro, siendo 22 los libros que componen el Antiguo Testamento según el canon hebreo.
Así que tenemos los mismos libros en nuestro Antiguo Testamento de los que tenían en el tiempo de Jesús.
Los apócrifos
Constan de 14 0 16 libros. Fueron escritos entre el siglo 1 a.C. y el 3 d.C.
Forman parte de la “septuaginta” (versión griega de los judíos de Alejandría hicieron del AT entre los años 280 y 180 antes de Cristo)
Los hebreos nunca los aceptaron como inspirados
Jerónimo, padre latino de la iglesia, los introdujo en la versión de la Biblia al latín (Vulgata), pero no como inspirados, sino “para edificación”
Filón, el filósofo judío de Alejandría, citó copiosamente del Antiguo Testamento, pero nunca siquiera hizo alusión a los apócrifos como inspirados.
Josefo excluye con toda intención los apócrifos y recoge como texto sagrado sólo a los 22 libros en que eran agrupadas las Escrituras hebreas en aquel entonces (varios de los libros que tenemos separados en el Antiguo Testamento hoy, estaban unidos antes, por eso sumaban sólo 22).
Jesús nunca citó pasajes de los apócrifos, aun cuando se refirió a las Escrituras del Antiguo Testamento en 180 versículos de los 1800 que registra el Nuevo Testamento de todas sus palabras.
En el Concilio de Jamnia (80-100 d.C ¿?) los eruditos judíos no reconocieron a los apócrifos como inspirados.
Ninguno de los importantes concilios de los cuatro primeros siglos, aprobó la inclusión de los apócrifos en el canon del Antiguo Testamento.
De hecho, no fue sino hasta el concilio contra reformista de Trento (1546), que se incluyeron los espurios dentro del canon veterotestamentario, y esto, mediante una enconada polémica y por una mayoría mínima. En este concilio se pronunciaron maldiciones sobre quienes no aceptaran los apócrifos como inspirados. Tales son las cartas de intimidación de las que se vale el error para diseminar su veneno.
En la época patrística fueron varios los padres de la iglesia que se pronunciaron en contra de los apócrifos. Entre los más destacados se encontraron Cirilo de Jerusalén, Atanasio y Orígenes.
El genio intelectual y erudito bíblico, Jerónimo, traductor de la Vulgata, segregó a los apócrifos.
Nunca creyó que fueran inspirados.
Cierta vez disputó largamente con Agustín sobre el tema, mientras navegaban por el Mediterráneo. Jerónimo, incluso, se opuso a la mera traducción de los apócrifos, aunque más tarde cedió y tradujo algunos de ellos, pero no los incluyó en la Vulgata.
Después de su muerte, los espurios fueron colocados en la Vulgata, pero ello fue sin el consentimiento histórico del padre de la traducción.
Los apócrifos no reunían todos los requisitos generalmente aceptados para la validación de un libro canónico.
Entiéndase que tenían que:
(1) haber sido escritos en los idiomas hebreo o arameo.
(2) Debían haber sido escritos en el periodo de tiempo comprendido entre Moisés y Esdras, lo que para la comunidad rabínica y judía en general, era el periodo donde se concretó la inspiración profética.
(3) Finalmente, debía estar asociado con algún personaje preponderante de la historia judía (fundamentalmente Moisés, Salomón, David, y los profetas).
Malitón, el Obispo de Sardis, es conocido como el autor de la lista más antigua que existe sobre el canon del Antiguo Testamento (170 d.C).
Eusebio guardó cuidadosamente los comentarios de Malitón, los que luego se publicaron en su libro Historia Eclesiástica.
En esta lista nada se dice de los libros apócrifos. Malitón obtuvo esta lista mientras viajaba por Siria, la que fue recolectada por Eusebio, debido a una carta que el primero escribiera a Anesimio, un buen amigo suyo. En la lista de libros inspirados de Malitón no aparecen ninguno de los espurios.
Los apócrifos no se hallan en ninguno de los listados de libros canónicos hechos en los primeros cuatro siglos después de Cristo.
Los espurios nunca reclamaron ser inspirados por Dios.
Estos libros contienen una gran cantidad de errores históricos, cronológicos, geográficos y doctrinales.
Es imposible armonizarlos con las elevadas Escrituras del canon ampliamente reconocido, cuya característica sobresaliente es su asombrosa unidad.
Mucha de la literatura de estos libros es fantástica, espectacular, rayando a veces en el más acentuado absurdo.
El nivel moral que se propone en estos libros está muy por debajo del estándar veterotestamentario.
Los primeros cristianos reconocían que los apócrifos tenían ciertos valores e instrucción provechosa, sin embargo, nunca los reconocieron como canónicos.
De la proclamación de Cristo en Mateo 23:35 se infiere que Él mismo reconocía sólo los treinta y nueve libros canónicos comúnmente aceptados por los judíos.
Él hace referencia a un suceso ocurrido en el primer libro del Antiguo Testamento (Génesis), la muerte de Abel, y a otro acaecimiento ocurrido en el último libro del canon hebreo (Crónicas), el asesinato de Zacarías.
Por ello se deduce que Jesús está apoyando la canonicidad de los treinta y nueve libros del Antiguo Testamento, que tenemos actualmente en nuestras traducciones de la Biblia.
Los judíos acostumbraban a reproducir muchos tárgumes, o sea, traducciones del hebreo original al arameo, pero curiosamente no existe ningún tárgum de los apócrifos.
No hubo un interés marcado en la reproducción de estos escritos, ni se registran tárgumes juntamente con escrituras del canon veterotestamentario.
El canon del Nuevo Testamento
¿Qué dice el Nuevo Testamento de su misma inspiración? Jesucristo prometió a los discípulos que el Espíritu Santo les haría recordar lo que había dicho (Juan 14:26), lo que resulta en el escrito de los cuatro evangelios.
Los Hechos es una continuación de los evangelios, los cuales comparten la misma inspiración.
Los escritores de las epístolas eran conscientes de que escribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo
(1 Corintios 2:13)
El versículo de 2 Timoteo 3:16 :“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”, fue escrito sobre el año 68, y ya existía casi todo el NT excepto los escritos de Juan.
Estos escritos ya eran considerados apostólicos y “Escrituras”.
Pablo escribe a Timoteo citando a Lucas como escritura, Pedro lo hizo con Pablo
En los escritos de la iglesia primitiva de los primeros siglos, se citan TODOS los libros del NT que hoy tenemos.
Ya estaba completo en esta época.
No se añadido ni siquiera una porción
Proceso de canonización
Los libros del NT fueron escritos entre el 45 y 96.
En el siglo 1 Clemente de Roma citó Mateo, Marcos, 1 Corintios, Efesios, 1 Timoteo, Tito, Hebreos y 1 Juan y los consideró escritura
En el siglo 2, Policarpo, discípulo de Juan, citó Mateo, Marcos, Juan, Hebreos, 10 cartas de Pablo y 1 Juan
Ignacio de Antioquía se refería al “Evangelio y los Apóstoles”, como nombre primitivo del Nuevo Testamento
Justino Mártir escribió sobre los 4 evangelios que se leían cada domingo en las iglesias.
En la mentalidad judía esto constituía el reconocimiento de canonización de un libro
En el siglo 3, Orígenes dividió los libros en tres:
Los aceptados en todas las iglesias: Los 4 evangelios, Hechos, 13 epístolas de Pablo, 1 Pedro, 1 Juan y Apocalipsis
Los discutidos en algunas iglesias: Hebreos, Santiago, 2 Pedro, 2 y 3 de Juan y Judas
Los discutidos en todas las iglesias: Los apócrifos
En el siglo 4, Atanasio nombró 27 libros y los llamó divinos y canónicos.
Esto consiguió el reconocimiento universal del canon del NT como lo conocemos hoy.
El Concilio de Cartagena (395) reconoció formalmente estos 27 libros como canónicos.
Queda completo el mensaje de Dios, ya no necesitamos nada más, con el aviso de Apocalipsis a añadir algo.
4. ¿Cómo nos vino la Biblia?
La Biblia no cayó milagrosamente del cielo, sino que fue un proceso histórico, dirigido por el Espíritu Santo, y es así como la Palabra de Dios nos vino.
Ya hemos considerado el proceso por el cual fue determinado el canon de la Biblia.
Ahora consideraremos cómo fueron conservados y copiados estos libros inspirados a través de los siglos.
1. Los escritores de la Biblia.
Dios usó de 35 a 40 escritores
sobre un tiempo alrededor de 1500 años para escribir la Biblia.
Entre ellos eran sacerdotes, profetas, reyes, un recaudador de impuestos, un médico, un soldado, un escriba, un teólogo...
Pero la sorprendente unidad de la Biblia testifica a un sólo autor.
De los 66 libros de la Biblia, la historia y la tradición han identificado los escritores de 55 libros.
No se conoce con certeza el autor de los siguientes libros: Jueces, Rut, Samuel, Reyes, Crónicas, Ester, Job y Hebreos.
Pero, ¿cómo fueron escritos y copiados los libros de la Biblia? Es una historia fascinante.
Veamos por encima el proceso y los materiales por el cual los antiguos copiadores, los escribas, transmitieron a través de los siglos la Palabra de Dios.
2. Los materiales usados.
Las primeras copias de la Biblia fueron escritas en papiros o en pergaminos.
La palabra "Biblia" viene del griego "Biblion", que significa "libro pequeño, rollo". Biblion se deriva de biblos, la palabra griega para "papiro".
Este era el papel del mundo antiguo, hecho de un arbusto acuático del mismo nombre.
En el mundo del Nuevo Testamento, "biblos" se refería a cualquier manuscrito hecho en papiro.
El Nuevo Testamento fue escrito en rollos y hojas sueltas hasta el siglo 2 d.C.
Las cartas breves como Filemón, 2 Juan y 3 Juan, cabían en una hoja, mientras que los libros más extensos fueron escritos en rollos de diferente largo:
Romanos en un rollo de 3.95 metros, Marcos, en otro de 5.70 metros, etc.
Posteriormente se conoció otra forma de encuadernación, más barata y más cómoda, el "códice", con las hojas fijadas en un lomo, como los libros de hoy en día.
Las primeras copias fueron escritas en papiros o pergaminos, hechos de pieles de animales.
Este material era más duradero y caro que el papiro.
Muchas de las antiguas copias de los libros de la Biblia fueron escritas en pergaminos.
Por ejemplo, la Ley (los primeros cinco rollos del Antiguo Testamento), fueron escritos en un rollo y usado en las sinagogas.
Otro rollo contenía los libros proféticos. Lucas 4:16,17 nos cuenta de los rollos (libros) en la sinagoga de Nazaret de los cuales leyó Jesús.
3. Los escribas.
Puesto que la imprenta no fue inventada hasta el siglo 15 d.C., las copias de las Escrituras antes de tal fecha fueron hechas a mano.
Los hebreos tenían tanto respeto hacia la Ley de Dios que surgió un grupo de estudiosos de la ley, cuya responsabilidad era estudiar y copiar los libros del Antiguo Testamento.
Se llamaban los escribas, expertos en la Ley de Moisés o los doctores de la Ley.
Las reglas de copiar el texto bíblico eran estrictas, como nos demuestra el Talmud (el comentario judaico sobre la Ley).
Una lista parcial de reglas de transcripción es esta:
1º- Se ha de preparar el pergamino, de piel de un animal limpio, y las secciones han de ser juntadas con tiras de un animal limpio.
Sólo un judío puede preparar los pergaminos usados para copiar la sagrada Escritura.
2º- Ninguna palabra ni letra ha de ser escrita de memoria.
El escriba tiene que tener una copia auténtica a su alcance, y ha de leer en voz alta cada palabra antes de escribirla.
3º- El escriba tiene que limpiar su pluma antes de escribir la palabra "Dios", y tiene que bañarse y cambiarse de ropa antes de escribir "Jehová".
4º- El escriba ha de seguir las reglas especiales del Talmud para la formación de las letras, los espacios entre ellas, el tipo de pluma empleado en la transcripción y el color del pergamino.
5º- Se ha de revisar el manuscrito dentro de 30 días después de su terminación.
Una falla en una página condenaba la página entera.
Si eran descubiertos tres errores en una página, el manuscrito entero sería condenado.
6º- Se ha de contar cada palabra y cada letra.
Si fuera omitida una letra, o una añadida, o si una letra tocaba otra, el manuscrito era condenado y destruido inmediatamente.
Estas normas demuestran el cuidado y respeto que tenían los judíos por las Escrituras.
Dios estipuló estas normas, entre otras, para preservar la pureza de su mensaje, por lo que podemos confiar en que lo que tenemos nosotros hoy es un fiel reflejo de las Escrituras originales.
Por ejemplo, las traducciones modernas del Antiguo Testamento en español fueron basadas en el llamado "Texto Masoreta", que se remonta al siglo décimo después de Cristo.
En el año 1947 fueron descubiertos los Rollos del Mar Muerto, de los que ya hemos hecho mención con anterioridad, entre los cuales había copias de todos los libros del Antiguo Testamento menos Éster, fechado alrededor del año 200 a.C. al 68 d.C.
Al comparar los rollos del Mar Muerto con el texto masorético, se notan sólo ligeras variaciones, que no afectan lo más mínimo el sentido del texto del Antiguo Testamento ¡en más de 1000 años de copiar los libros!
Por tanto, podemos estar seguros que las versiones castellanas que tenemos son muy fieles al original.
5. Evidencias de la Biblia
Sabemos que en estos días en que las religiones y las sectas se multiplican como hongos, muchas personas tienen la mente llena de dudas y preguntas en cuanto a qué doctrina es verdadera.
El argumento es que dicen que todas se basan en la Biblia, y parecen encontrar en ella razones para exponer sus teorías.
Si bien a primera vista esto puede parecer cierto, los iniciados en su lectura pueden argumentar su fe en la Biblia con una prueba decisiva.
Consiste en averiguar si toda la Escritura apoya todo lo que enseñan.
Y a menos que sepamos lo que realmente enseña la palabra de Dios, jamás podremos conocer la verdad acerca de ella.
Resulta sorprendente encontrar a tantas personas dispuestas a aceptar lo que alguien les dice, o peor aún, lo que han visto en alguna película o lo que enseña alguna iglesia, y se acomodan a esto porque no le es obligado el propio estudio personal de la Biblia.
Lo peor de todo esto es que el error siempre se encuentra cercano a la verdad. Debe haber algo de cierto en toda enseñanza falsa, o de lo contrario nadie lo aceptaría.
Las personas no iniciadas siempre son propensas a creer cualquier cosa que lleve adosado un versículo de la Biblia.
Pero de esa manera, se puede tomar un versículo y demostrar casi cualquier cosa basándose en él.
Así es como surgen las sectas y las religiones falsas. Alguien que tiene una idea brillante, o un sueño "místico", acude a la Biblia con el fin de extraer de ella algún versículo que le sirvan para apoyar su doctrina.
Lo malo de esto es que sacan el versículo de su contexto y lo colocan en oposición con el resto de la Biblia. De esta manera, pueden llegar a probar todo lo contrario de lo que realmente significan.
Pero las verdades bíblicas siempre han de estar en armonía con el resto de la Biblia, quiere decir, la Biblia no puede estar en desacuerdo consigo misma.
En otras palabras: cualquier enseñanza que no esté en armonía con toda la palabra de Dios, no es enseñanza de Dios.
Ningún versículo debe ser interpretado fuera de su contexto ni del resto de la Biblia.
Una de sus características de Dios es la de ser fiel y verdadero, y por tanto, no pueden haber enseñanzas que puedan contradecirse con algún otro pasaje de la Biblia.
Realmente, la Biblia se explica sola.
Pero algunas personas tratan de aceptarla tomando de ella solamente aquello que les hace aparecer a sí mismos como "buenas personas", o sólo lo que les atrae intelectualmente.
Normalmente ocurre que aceptan lo que les halaga y los hace aparecer ante los demás con una aureola sobre su cabeza.
Esperamos de todo corazón que éste no sea tu caso.
Estas personas no toman nada de la Biblia, ni norma ni elemento de juicio, que no sea el de su propia lógica y parecer.
Desde luego, no es un punto de partida muy seguro, porque el razonamiento "lógico" del hombre se entorpece con mucha facilidad.
Nuestra facultad de razonar varía según nuestras amistades o sentimientos.
Así, al indicar un medicamento para un enfermo, no parece lógico que el médico lo haga en base a su gusto o a su color, sino que sencillamente se estudia su fórmula y para qué está indicado.
Si esto es así, ¿por qué entonces hemos de elegir una religión según nos atraiga o no?
¿No es más lógico pararnos a estudiar su "fórmula"?
Hecho este paréntesis aclaratorio, volvamos a retomar la cuestión.
Nuestro problema estriba básicamente en comprender la diferencia que hay entre Religión (los esfuerzos del hombre por llegar a Dios) y la Revelación (el esfuerzo de Dios para llegar hasta nosotros).
Que la Biblia es esto último lo deducimos de las siguientes consideraciones:
Evidencias Internas
1.1. Dice ser Palabra de Dios
No todos los "libros sagrados" de las demás religiones pretenden tal cosa.
La paternidad de Dios sobre la Biblia es algo inherente en todas sus páginas.
Hay un ejemplo significativo que puede ayudar a la mejor comprensión de este punto.
Cuando alguien se dispone a comenzar la lectura de un libro, posiblemente lo haga en base al gusto adquirido por un autor concreto.
Sin duda, nadie va a plantearse si el autor del libro, el escritor, es real o no.
Igual sucede con la Biblia. Dudar de que Dios sea el autor es como dudar de la existencia del escritor de una novela.
1. 2. Tiene carácter sobrenatural
El hecho de que hayan sido los hombres los que hayan transcrito las palabras que recibieron no le quita el carácter sobrehumano a sus escritos.
De igual forma que no somos nosotros los que escribimos directamente sobre el papel, sino que lo hacemos a través de un instrumento (lápiz, bolígrafo, pluma...), Dios se sirvió de hombres para la transcripción de su mensaje.
Evidentemente, la Biblia no es un libro común.
Se revela a sí misma como la palabra sobrenatural de Dios escrita a través de seres humanos, es decir, la palabra de Dios escrita en palabras de hombres.
Esto es posible porque el Dios de la Biblia tiene poderes ilimitados.
Llegamos a esta conclusión por las pruebas, que ahora veremos, no debido a cierto razonamiento cerrado, obcecado o preconcebido.
Para que un libro pueda considerarse como venido de Dios tiene que cumplir ciertos requisitos:
1. En primer lugar, se nos debe transmitir con absoluta precisión desde el tiempo en que fue escrito, sin alteraciones ni añadiduras, para que tengamos una representación exacta de lo que Dios hizo y dijo.
2. También debe ser correcto al tratar sobre acontecimientos y personajes históricos.
Un libro que confunda nombres, fechas y lugares, no puede afirmar en ninguna manera que viene de un Dios infalible, carácter inherente a su figura.
3. Aún más, toda revelación debe estar desprovista de absurdos científicos que delatarían una paternidad meramente humana.
Cualquier obra que se diga procedente de Dios debe llenar por los menos los requisitos anteriores, y la Biblia lo hace de sobra.
Cuando consideramos los hechos objetivamente, la Biblia revela su origen divino.
El texto de la Biblia ha sido transmitido con precisión. Podemos estar seguros de que lo que tenemos hoy en día es una representación correcta de lo que se confió originalmente a los hombres.
Por ejemplo, hay más evidencias de veracidad en el texto del Nuevo Testamento, en el reflejo exacto de lo que se escribió originalmente, que las que hay en cualquiera de las treinta obras más famosas de la literatura clásica puestas juntas.
Si se juzgan los documentos del Nuevo Testamento con las mismas normas o pruebas que se aplican a los clásicos griegos, por ejemplo, las evidencias favorecen con una enorme ventaja al Nuevo Testamento.
Si alguien afirma que tenemos un texto seguro de los clásicos, se verá forzado también a admitir que tenemos un texto del Nuevo Testamento que es digno de toda confianza, y merecedor de un “certificado de autenticidad”.
Es más, existen muchas posibilidades de que los textos clásicos que hoy conocemos hayan sido corregidos y alterados a lo largo de sus diversas transcripciones.
El Nuevo Testamento no sólo tiene un texto con pruebas de veracidad superiores a los de los clásicos, sino que también está en mejor forma textual que los 37 dramas de William Shakespeare, escritos en el siglo XVII, después de la invención de la imprenta.
En cada uno de sus dramas hay vacíos, lagunas en el texto impreso donde no se tiene ni idea de lo que se dijo originalmente.
Esto obliga a los eruditos que estudian esos textos a hacer una "enmienda de conjetura", o sea, a adivinar palabras atractivas para llenar el espacio en blanco.
Debido a la abundancia de copias del Nuevo Testamento escritas a mano (más de 25000), nada se ha perdido en la transmisión de su texto.
La historia que se registra en las Escrituras también se ha podido comprobar que es exacta.
Todo cuanto hemos podido examinar (los nombres, lugares, sucesos...) que hayan sido mencionados en la Biblia han sido registrados con precisión.
Por ejemplo, el libro de los Hechos, considerado una vez como una falacia, ha sido reivindicado por los descubrimientos modernos.
Los que sostienen que la Biblia no es históricamente veraz no son historiadores profesionales.
Por esto mismo, el célebre arqueólogo William F. Albright dijo: "Todas las escuelas radicales de crítica al Nuevo Testamento que existieron en el pasado o que existen hoy en día son pre arqueológicas (es decir, no contaban con estudios arqueológicos para apoyar sus críticas), y como fueron edificadas "en el aire", se consideran por tanto anticuadas en nuestros días".
El testimonio de las evidencias históricas es que se puede confiar plenamente en la Biblia como documento de precisión.
El experto en historia romana, A.N. Sherwin-White, afirma: "La historicidad del libro de los Hechos es abrumadora. Es absurdo tratar de negar su validez aún en los pequeños detalles. Los especialistas en historia romana lo han considerado veraz desde hace mucho tiempo".
Todo cuanto hemos podido examinar (los nombres, lugares, sucesos...) que hayan sido mencionados en la Biblia han sido registrados con precisión
Vamos a ver algunos ejemplos
La impresionante precisión arqueológica de la Biblia
La cuna de la civilización.
La indicación de la Biblia acerca de que los antecesores de Israel vinieron de Mesopotamia, fue desaprobada por mucho tiempo, en especial por la crítica del siglo XIX.
Sin embargo, los hallazgos arqueológicos más recientes dan fe de este irrefutable dato.
Los arqueólogos coinciden hoy, en trazar la ascendencia de los patriarcas desde el Valle de Balikh, en la Mesopotamia nor-occidental.
La existencia de los horeos.
En la genealogía de Esaú de Génesis se hace referencia a los horeos (Génesis. 36:30).
Por la similaridad que existe entre el término horeo y la palabra hebrea para referirse a las cavernas, se pensó que los horeos eran primitivos habitantes de cuevas.
Sin embargo la Biblia parece referirse a ellos como un grupo organizado y desarrollado.
La arqueología ha entregado pruebas que certifican que los horeos eran un numeroso grupo de guerreros, que vivieron en el Cercano Oriente en la época patriarcal.
Los muros de Jericó.
Durante las excavaciones que tuvieron lugar en Jericó de 1930 a 1936, se realizó un sorprendente
descubrimiento por parte de los arqueólogos. Garstang, quien era uno de ellos escribió:
“En lo que se refiere al hecho principal, entonces no hay dudas: los muros cayeron hacia afuera tan completamente que los atacantes pudieron encaramarse a ellos y pasar por encima de sus ruinas hasta el interior de la ciudad.”
El hecho en sí es un milagro, pues en las contiendas militares los muros caían hacia adentro de las ciudades. Solo Dios pudo hacer que las cosas fueran diferentes y está arqueológicamente probado que así fue.
La existencia de Abraham.
La existencia del patriarca Abraham fue cuestionada durante años, hasta que los arqueólogos encontraron en Babilonia una inscripción con el nombre del patriarca.
Dicho descubrimiento coincide con el periodo en el que vivió Abraham, quien fue una persona eminente, según el relato bíblico. “Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro” (Génesis 13:2).
La ciudad de Babilonia.
El desenterramiento de la ciudad de Babilonia por Robert Koldewey y su equipo, quienes trabajaron meritoriamente desde 1899 hasta 1913 en estas ruinas, certificó una vez más la inmutabilidad de los relatos del Antiguo Testamento.
Entre los muchos hallazgos, excavaron los cimientos de una colosal base de una torre llamada E-Temen-an-ki que significa: “la casa de la plataforma base del cielo y de la tierra”.
Se cree firmemente que estas son las ruinas de la antiquísima torre de Babel de Génesis.
El monoteísmo.
Otro hallazgo en Cis, de gran valor apologético, fue una serie de tablillas con relatos de un único Dios.
Los eruditos llegaron a la conclusión de que la religión fundamental de las primeras civilizaciones era monoteísta, llegando más tarde a ser politeístas.
Este descubrimiento apoya la veracidad del relato de Génesis de un único Dios creador y de la rebeldía y decadencia espiritual de toda la humanidad.
El esplendor del reinado de Salomón.
Entre los años 1955 y 1958 los arqueólogos excavaron en Jatsor, al sur de Galilea.
Entre los descubrimientos esenciales que se hicieron está la validación de las colosales y opulentas construcciones de Salomón.
Un icono de ello es la muralla de casamata que consiste en dos muros paralelos mediando entre ellos, a intervalos, muros transversales.
El profeta Balaam.
Entre los hallazgos más interesantes que se han hecho en Palestina se encuentran los descubrimientos epigráficos.
Estos también han dado credibilidad a los relatos bíblicos.
En el año 1967, se encontraron en Dayr Alla (actual Jordania) una serie de inscripciones esculpidas en un templo de la edad de hierro.
Entre estas inscripciones, la más sobresaliente para los arqueólogos es la referente al profeta Balaam, la cual coincide con el libro de Números (Números 22 al 24).
Cuando la Biblia habla de asuntos científicos, lo hace con palabras sencillas aunque correctas, y desprovistas de absurdos.
Mientras otros relatos sobre la formación del universo y otros asuntos científicos parecen ridículos, no hay lugar en la Biblia que pueda tacharse como tal.
Desde luego, no es lo que se esperaría de un libro escrito por hombres que vivieron mucho antes de la era científica.
Los asuntos científicos, como decimos, también se escriben con moderación, al igual que el relato de la creación en Génesis.
La narrativa bíblica es precisa y concisa, sin grandes aspavientos, un asunto que contrasta totalmente con la cruda historia babilónica sobre la creación, que sostiene que la tierra fue hecha de una parte del cuerpo de uno de los dioses que le había sido mutilada en una lucha en los cielos.
La precisión científica de la Biblia
Algunos ejemplos de la precisión científica de la Biblia
La forma circular de la tierra
El hecho de que la Tierra tiene forma esférica fue descrito por Isaías 700 años antes de Cristo.
Aristóteles llegaría a esa conclusión en el siglo VI a.C., pero la Biblia fue la primera en decirlo unos cien años antes.
“Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar” (Isaías 40:22).
La tierra está suspendida en el espacio.
Los científicos no supieron nada acerca de esto hasta 1687 cuando salieron los escritos de Newton. Tres mil años atrás Job lo había dicho: “Él extiende el norte sobre vacío, cuelga la tierra sobre nada" (Job 26:7).
El núcleo caliente de la tierra.
Miles de años antes de que la comunidad científica determinara que la tierra tiene un núcleo interno y uno externo y que ese núcleo externo está formado por hierro y níquel en estado líquido ya la Biblia lo había registrado en sus páginas: “De la tierra nace el pan, y debajo de ella está como convertida en fuego” (Job 28:5).
La higiene como prevención de enfermedades.
Números 19 Dios les ordena a los Israelitas a lavarse en distintas circunstancias, cientos de años antes que el médico húngaro, Ignacio Felipe Semmelweis descubriera que lavándose las manos se prevenían las enfermedades y la muerte (ver también Deuteronomio 23:9-11).
Dios les ordena a los israelitas que hagan sus necesidades en un hoyo y lo tapen al terminar (Deuteronomio 23:12-14).
Esto evitaba enfermedades infecciosas y la insalubridad en la vida diaria, cuestiones que se adelantaron en siglos a las medidas higiénicas presentadas por la ciencia.
1. 3. Se refiere a acontecimientos
Estos acontecimientos, que más adelante veremos, están estructurados cronológicamente.
El cumplimiento fiel de éstos nos da una firme evidencia de su veracidad.
Si dividimos la Biblia en dos partes fundamentales, el Antiguo y el Nuevo Testamento, tenemos:
1.3.1. El Antiguo testamento.
Es una historia de salvación a lo largo de los siglos, realizados en cuarenta escritos, y mediante las personas más dispares, apuntando siempre al Mesías que había de venir.
Podemos dividirlo en tres partes bien diferenciadas:
a) El testimonio de los profetas.
Los profetas fueron hombres que vivieron en periodos distintos, y la mayoría las veces no conocían nada de los escritos de los demás profetas.
Escribían desconociendo incluso el significado de sus palabras, pero todos ellos tenían un mensaje común.
b) El testimonio de la historia.
Los acontecimientos que se narran en la Biblia son absolutamente históricos, y es fácil demostrar su validez. La Biblia es, entre otras cosas, un libro de fieles relatos históricos.
Este libro ha sido durante muchos años el único relato de historia que el mundo ha conocido, y después de una época de oscurantismo, donde su veracidad fue injustamente discutida, ha vuelto a tener su validez gracias al avance en los métodos de estudios cronológicos e históricos.
c) El testimonio de las profecías.
Esto es algo que sólo la Biblia posee.
El cumplimiento detallado de todas las profecías dadas en ella, nos dan idea de su paternidad.
Además, si se han cumplido escrupulosamente todas y cada una de sus profecías, ¿qué nos hace pensar que las que restan (pocas, si bien es cierto que las más importantes) no se vayan a cumplir?
1.3.2. El Nuevo Testamento
En esta segunda parte, se dan el cumplimiento de las profecías y es el tiempo del testimonio único de Jesucristo.
Todas las revelaciones anteriores llegan a su clímax.
Podemos dividir también este periodo en tres secciones:
a) El Testimonio de Cristo.
Aunque más adelante trataremos la figura de Jesús en profundidad, su testimonio nos revela la verdadera intención de los escritos anteriores, que apuntaban a esta figura clave en la historia de la humanidad.
Su vida y su ministerio han sido el verdadero punto de partida de la historia moderna.
b) El testimonio de los apóstoles.
Estos fueron los hombres que estuvieron con Jesús mientras él permaneció con nosotros aquí en la tierra.
Sin duda, son los testimonios más fiables, ya que ellos fueron los primeros que fueron marcados por el mensaje que habían recibido, y sobre el cual tenían la responsabilidad de predicar por todo el mundo.
Se trata también de un testimonio histórico y veraz, como todos los estudios así nos demuestran.
c) La unidad de los dos testamentos.
En el Nuevo se reúnen los mensajes que forman el tronco de la Biblia.
Todas las revelaciones, profecías, el trato pasado, presente y futuro de Dios con el hombre, quedan reafirmados aquí en la persona de Jesús.
¿A qué tipo de unidad nos referimos cuando hablamos de los dos testamentos?
1.4. Tiene en toda ella una unidad
a) Unidad estructural.
Toda la Biblia sigue una misma estructura, un mismo patrón, en el que vemos al mismo Dios que es creador preparar el terreno para llegar a cada uno de nosotros, cualquiera que sea nuestra condición, estatus, cultura...
b) Unidad histórica.
La Biblia es un fiel reflejo de acontecimientos históricos, como vimos antes.
Es una guía de referencia para todos, y ninguno de los hechos narrados en ella han sido inventados o manipulados.
Es más, en lo que se refiere a este punto, podemos afirmar que ningún historiador serio duda de la veracidad de los relatos en ella descritos.
c) Unidad profética.
Las profecías son una parte esencial de la Biblia.
El cumplimiento escrupuloso de todas ellas (las habidas y por llegar), es un hecho constatable.
Es de señalar que el pueblo que fue elegido para guardar todas estas profecías, los judíos, nunca han tenido otra base de sustento que la de la propia Biblia.
Ha sido un pueblo en el que todos sus estatutos, sus leyes civiles y morales, y en general, toda su vida, ha estado regida única y exclusivamente por un único libro: la Biblia.
d) Unidad doctrinal.
Resulta cuando menos curioso observar como el libro sigue con fidelidad una única doctrina, la de la salvación del hombre, no obtenida con propios esfuerzos humanos, sino con la gracia divina.
Esto lo vemos reflejado en una sola doctrina, realizada a través de los tiempos con el trato que Dios dispuso, primero para los judíos, y luego para todos nosotros.
e) Unidad moral.
Cuando se tiene un mínimo conocimiento de la Biblia, una de las cosas más sorprendentes que nos llaman la atención es la falta de una "doble moral".
Dios no ha variado sus planes para nosotros, y el tema de la moralidad es el mismo desde el principio de los tiempos.
Asuntos como la religiosidad, la hipocresía, la idolatría, la fe... son los mismos hoy en día como con los que se tropezaron en la antigüedad.
f) Unidad espiritual.
Esto se resume rápidamente en un ejemplo significativo.
Cuando Moisés se dirigió a Dios para preguntarle cual era su nombre, ya que el pueblo querría saber quién era el que le enviaba, Dios le contestó: "Yo soy el que soy".
Es una respuesta un tanto extraña, ¿verdad?
Pero Dios quería decirle algo así como: "A mí no me hace falta nombre. Yo estoy desde antes de la creación, y hasta siempre permaneceré".
Pues a lo largo de toda la historia bíblica, el mismo espíritu de Dios es el que conduce los acontecimientos. No hay altisonancias, ni desviaciones, permanece fiel en todo el relato, siendo el mismo Dios en el Antiguo Testamento como en el Nuevo con la persona de Jesús.
La Biblia es un libro que asombra.
No importa si quien la lee es un devoto creyente o un enemigo contencioso.
Todos los que leen las Escrituras experimentan el desconcierto ante lo maravilloso e indescriptible.
Ningún otro libro atrae y cautiva como la Biblia y entre los aspectos que más desconciertan está,
su asombrosa unidad.
Esta unidad se logra a pesar de sus muchos autores
La unidad doctrinal de la Biblia se logra a pesar de que quienes la escribieron tenían trasfondos sociales, económicos y políticos de lo más diverso.
Moisés era un príncipe de Egipto.
Josué fue un soldado y conquistador.
Samuel era sacerdote.
David fue un pastor que llegó a ser rey.
Amós era un humilde granjero.
Daniel fue un primer ministro en Babilonia.
Job era un rico hacendado.
Esdras era escriba.
Isaías era un profeta.
Mateo era un funcionario público.
Marcos era un evangelista.
Lucas era médico.
Juan y Pedro eran pescadores.
Judas y Santiago probablemente eran carpinteros, como su padre José.
Esta unidad se logra a pesar de los diferentes lugares en los que fue escrita
La Biblia fue escrita en distintos lugares geográficos tan diversos como son:
El desierto (Éxodo 17).
Un monte (en el monte Sinaí a 2314 km de altura, Éxodo 20).
En la cosmopolita Babilonia (libro de Daniel).
En la extensísima Persia (el libro de Ester).
En la Roma de Nerón (2 Timoteo).
En Éfeso (Gálatas).
En Corinto (1 y 2 tesalonicenses).
En la pequeña Isla de Patmos (Apocalipsis). La isla tiene solo 34,6 km.
La más antigua tradición judía y cristiana identifica al Monte Sinaí con la montaña Gebel Musa, de unos 2.314 m de altura, donde existe hoy un monasterio con el nombre de Santa Catalina.
Esta unidad se logra a pesar de los diversos estilos literarios que utiliza. La Biblia tiene:
Historia, Profecía, Biografía, Ley, Proverbios, Epístolas, Poesía, Biografía, Autobiografía, Estilo proverbial.
Simbólico.
1.5. Demuestra ser la palabra de Dios
a) La Biblia transforma a los individuos.
Esto es algo inexcusable.
Todos los que tienen el deseo de aprender de ella se ven envueltos en una espiral de transformación espiritual.
Ningún libro que no sea de parte de Dios puede realizar tal obra.
Esto lo comprobamos en:
1. Su poder salvador.
La salvación es algo que sólo se obtiene por la actuación de un agente externo.
Ningún preso puede auto excusarse de su pena, a no ser que un juez le conmute el castigo, y en materia espiritual, todas nuestras cadenas son rotas por este poder inherente de la Biblia.
2. Su poder edificador.
La Biblia es el más poderoso "constructor" de personas que existe.
Millones de personas han tenido en ella los cimientos necesarios donde edificar su vida, basada en el amor, el perdón, la certeza, la justicia y la liberación.
Todo aquel que decide edificar su vida sobre los cimientos bíblicos, experimenta un gozo que le acompaña durante todo su peregrinar en la tierra.
b) La Biblia transforma a los pueblos.
En aquellos lugares donde llega el mensaje de esperanza, se produce una renovación a nivel general.
El término pueblo no se refiere a una nación o un país en concreto, según nosotros tenemos entendido.
Los "pueblos" son aquellos grupos con cierta identidad común que los diferencia de otros.
La lástima es que aquellos pueblos que se han considerado tradicionalmente cristianos, hayan perdido el amor por las Escrituras.
Y es que el simple hecho de considerarse cristianos no implica el que realmente lo sean.
Cuando decimos que la Biblia transforma a los pueblos, queremos hacer referencia a aquellos lugares donde la palabra de Dios ha llegado con toda su pureza.
Y cuando esto sucede así, es cuando se realiza la verdadera transformación.
Así lo hemos visto en multitud de lugares.
Contamos también con ejemplos en la historia de Israel.
Como decíamos antes, este pueblo sólo ha tenido las Escrituras como la base de su nación.
Y cuando estas Escrituras fueron tomadas como inicialmente era el plan de Dios, todas las cosas les condujeron a bien.
En cambio, cuando el pueblo se desvió por sus caminos, fueron una nación perdida y sin rumbo.
Sin embargo, como vemos en la historia bíblica, toda su existencia tenía como base la Biblia, tomaran caminos de perdición o fueran fieles a ella, siendo transformados de continuo por su poder vivificador.
También en la historia de Europa y América, la influencia de la Biblia en la vida pública es evidente, así como la enorme influencia cultural, sea en las artes, las letras, etc.
Tras muchos años de oscurantismo, se produjo un reavivamiento tremendo en base a hombres que retomaron el carácter transformador de la Biblia. Lo veremos ampliamente más adelante.
La Biblia es fuerza inspiradora por excelencia. Inspiró a Bach, a Beethoven y a Haendel para componer música religiosa sin igual.
Motivó a Miguel Ángel a pintar sus asombrosos frescos en la Capilla Sixtina
y sus esculturas célebres.
La Constitución de los Estados Unidos de América, la Declaración de Derechos y la Carta Magna, fueron arraigadas en los Diez Mandamientos de Éxodo 20.
La asombrosa preservación y propagación de la Biblia
La Biblia ha sido traducida a 2261 lenguas del mundo lo que representa un 96% aproximado de la población del mundo (pues la mayoría de estos idiomas son los más representativos del mundo).
Sin embargo, queda mucho por hacer pues el 4% restante requerirá posiblemente tres mil nuevos esfuerzos de traducción.
Las Sociedades Bíblicas Unidas trabajan en este momento en más de 700 nuevos proyectos.
La indestructibilidad de la Biblia
A pesar de las persecuciones políticas.
A pesar de las persecuciones religiosas.
A pesar de la persecución filosófica.
1.6. Las profecías sobre el Mesías
Las primeras promesas mesiánicas se dieron entre el año 2000 y el 1000 antes de Cristo, es decir, en un período de mil años, con excepción de las dos primeras, cuya fecha se pierde en los mismos albores de la humanidad.
Estas son algunas de ellas:
1. El proto-evengelio. La salvación vendrá por la descendencia de la mujer (Génesis 3:15)
2. La bendición de Noé. Por los descendientes de Sem (Génesis 9:25-27)
3. La promesa divina a Abraham. Por el semita Abraham. Profecía dada 2000 años antes de Cristo (Génesis 12:1-3; Gálatas 3:16)
4. La bendición de Jacob. Por la tribu de Judá. Profecía del siglo 18 antes de Cristo (Génesis 49:8-12; Apocalipsis 5:5)
5. La profecía de Balaam. Por Silo (Soberano Príncipe de Paz), Estrella de Jacob y Cetro de Israel. Profecía que data del siglo 14 antes de Cristo.
6. El gran profeta. Por el Gran Profeta Fiel. Profecía del siglo 14 antes de Cristo (Deuteronomio 18:15-19; Hechos 3:22; 7:37)
7. El pacto de Dios con David. Por el rey que se sentará en un trono eterno. Profecía dada en el año 1000 antes de Cristo (2 Samuel 7:8-16,21; 1 Crónicas 17:11; Salmo 89:3, 4,35-37; Apocalipsis 3:7; 22:16)
8. El sacerdocio eterno de Melquisedec. Por el Pontífice investido con un sacerdocio eterno. Profecía del año 1000 antes de Cristo (Salmo 110:4; Hebreos 5:6; 6:20; 7:17,21)
Este es el núcleo básico de la esperanza de Israel para poder ser de bendición a todas las familias de la tierra (Génesis 12.3).
El Salvador será de la simiente de la mujer, de la descendencia de Abraham (por Judá), heredero de David con un trono eterno, desempeñará además los oficios de sacerdote y profeta. A partir de aquí (del año 1000 antes de Cristo), se seguirán una serie de maravillosas profecías mesiánicas que nos dan toda clase de detalles sobre la persona y la obra redentora del Mesías, profecías que se cumplieron en Jesucristo.
Estas son algunas de estas profecías, dadas entre el siglo 10 antes de Cristo y el siglo 4, en que se cerró la Revelación del Antiguo Testamento con Malaquías:
Manera y lugar de nacimiento:
9. Nacerá de una virgen (Isaías 7:14)
10. Nacerá en Belén. Ambas profecías son del siglo 8 antes de Cristo.(Miqueas 5:2; Mateo 2:1)
El Mesías sufriente y salvador:
11. El Mesías traicionado (Salmo 41.9; Juan 13:18)
12. El Mesías sufrido y digno (Isaías 53:7; Mateo 27:14; Hechos 8:32)
13. El Mesías crucificado (Salmo 22:16; Zacarías 12:10; Juan 19:18,37). El Salmo 22 es del siglo 10 antes de Cristo, y Zacarías del siglo 5, en que no se conocía la crucifixión como máxima pena en Palestina. Mirar Gálatas 3: 13 y Deuteronomio 21:23)
14. El Mesías escarnecido (Salmo 22:7,8; Mateo 27:39-43)
15. El Mesías vendido por 30 piezas de plata (Zacarías 11:12-13; Mateo 27:9-10)
16. El Mesías cuyos vestidos serían partidos y sobre los que echarían suertes (Salmo 22:1; Juan 19:23)
17. El Mesías que gritaría el abandono del Padre (Salmo 22:1; Mateo 27:46)
18. El Mesías como "Siervo de Jehová" o "Siervo Sufriente", del libro de Isaías, específicamente en los capítulos 42:1-4; 49:1-6; 50:4-9; 52:13; 53:1-12.
Los judíos antiguos identificaban este "siervo" con el Mesías. Esto prepara el camino para ver en el Mesías al "Cordero de Dios" (Exodo 12:3; Juan 1:29), cuya sangre sella el pacto (Exodo 24:8; Lucas 22:20), y que al hacer entrega de su vida en la cruz cumple con todos los sacrificios de la ley (Hebreos 10:4-9)
19. El Renuevo. Esta palabra viene de una raíz hebrea que significa "brotar".
(Isaías 4:2 en el siglo 8 antes de Cristo, Jeremías 23:5; 33:15 en el siglo 4 antes de Cristo, Zacarías 3:8; 6:12 en el siglo 5 antes de Cristo)
20. La piedra del ángulo (Salmo 118:22,23; 1 Pedro 2:4-7)
21. El Hijo del Hombre (Daniel 7:13)
El Mesías divino.
22. "Dios Fuerte" (Isaías 9:6-7)
23. "Emanuel-Dios con nosotros" (Isaías 7:14)
24. "Señor cuyos orígenes son eternos" (Miqueas 5:2)
25. "Jehová mismo salvará" (Isaías 48:16,17)
Por la lectura del Nuevo Testamento vemos que un gran número de atributos y hechos que en el Antiguo Testamento se aplican únicamente a Jehová se le atribuyen a Jesucristo, con lo que a ciertos pasajes del Antiguo Testamento adquieren un carácter mesiánico irrefutable.
Pero Cristo no sólo fue profetizado, sino que estuvo activo también en los tiempos del Antiguo Testamento. Tal es el testimonio de la enigmática figura denominada "El Ángel de Jehová" (no confundir con la expresión "un ángel de Dios").
Apareció a Agar, a Abraham, a Josué, a Gedeón..., fue llamado Jehová mismo y fue adorado como Dios (
Génesis 16:9-14; Jueces 13:20-22)
2. Evidencias Externas
Es cierto, como hemos venido viendo, que la Biblia afirma que es la Palabra de Dios, pero, ¿existen pruebas en este sentido aparte de la Biblia misma?
Analicemos algunas cosas relacionadas con este libro maravilloso, que prueban que fue inspirado por Dios.
1- La Biblia es una historia, no de uno sólo, sino de muchos acontecimientos, escritos con mucha antelación a los mismos.
Proporciona datos detallados sobre sucesos relacionados con el pueblo de Israel antes que acontecieran. Hace referencia a la muerte y a la vida de Cristo antes que él viniera, anuncia por anticipado las condiciones del mundo en que vivimos.
Alguno podrá decir: "Está claro el porqué Jesús cumplió las profecías: conocía las escrituras y por tanto, hizo lo que ellas decían".
Pero, ¿indujo Jesús a los romanos a echar suertes sobre sus vestiduras y a ofrecerle vinagre y hiel?
¿Quién les indicó que debían clavarlo en la cruz? Este era el método romano para ejecutar, pero era totalmente desconocido en la época en que David escribió los Salmos que describen la crucifixión de Cristo.
¿Quién hizo que los soldados romanos hiriesen su costado y no le quebrasen las piernas, como eran costumbre?
¿Conocían ellos también las escrituras?
Mas aún, ¿hubieran procurado cumplirlas?
2- La Biblia contiene un mensaje conexo, una enseñanza armónica, a pesar del hecho de que hubo tantos escritores separados a lo largo de muchos años, y que pocos conocían lo que habían escrito los otros.
Todo esto no puede tomarse como una mera coincidencia.
3- Con frecuencia, los escritores bíblicos no entendían lo que escribían.
No podían entenderlo, pues mucho de lo que escribieron se cumplió mucho después.
Obsérvese, por ejemplo, el incidente del sueño de Nabucodonosor.
Daniel pudo relatarle el sueño y darle su interpretación (Daniel 2:37-45).
Le dijo al rey que Babilonia esta representada por la cabeza de oro en la visión de la gran imagen.
Un asunto fácil, seguramente porque Daniel vivía en Babilonia.
Pero luego profetizó que: "Después de ti se levantará otro reino menor que tu; y otro tercer reino de metal, el cual se enseñoreará de toda la tierra.
Y el cuarto reino será fuerte como el hierro..."
Con posterioridad a la época de Daniel, esta profecía se ha cumplido al pie de la letra, con los imperios persa, griego y romano.
4- Las profecías ya cumplidas y las que aún hoy se están cumpliendo constituyen una prueba sólida de que las otras predicciones también se cumplirán.
A pesar de los esfuerzos realizados para desestimarlas, la Biblia y su mensaje se mantienen inconmovibles.
5- Dios aparte, ¿Cómo hubiera podido el hombre concebir siquiera el carácter de un Dios santo con un corazón de amor?
¿Cómo hubieran podido los hombres concebir un Dios todo poderoso que concede a sus criaturas libre determinación?
¿Cómo hubieran podido hombres pecadores imaginar un hombre sin pecado, o la salvación por gracia divina?
Si la Biblia reconociera origen humano, ¿hubiera proclamado la total corrupción de la humanidad?
Todas las religiones falsas se basan en la capacidad del hombre para mejorarse, y salvarse por sus propios esfuerzos y sus buenas obras.
6- Dios no blanquea por fuera a sus héroes.
Se menciona su pecado por negro que éste fuera.
Los pecados de los hombres y el juicio de Dios no han sido disimulados, como hubiera sido el caso si la Biblia hubiera sido escrita por los hombres.
Conforme a ciertas normas editoriales, muchos pasajes hubieran sido suprimidos de la Biblia si fuese un libro de factura humana.
Sus largas listas de nombres, descripciones repetidas de ceremonias, duplicaciones en los evangelios...
Estos sin duda hubieran sido suprimidos para facilitar su lectura.
Pero Dios los ha dejado con un fin determinado, aún cuando sólo fuese para mostrarnos su interés y preocupación por los detalles más pequeños de nuestras vidas.
7- A través de los tiempos, como veíamos antes, quienes han aborrecido la Biblia han procurado eliminarla, y sin embargo, sigue siendo el libro más leído por la humanidad.
Jesús sabía esto muy bien cuando dijo: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán".
8- Sólo la palabra de Dios puede transformar al hombre arruinado por completo en una persona nueva.
Las organizaciones benéficas podrán ayudar al hombre caído a ascender en la escala del respeto propio, pero ninguna puede cambiar su carácter.
Podrán cambiar sus hábitos, pero no su corazón.
9- Ningún otro libro ofrece un incentivo suficientemente poderoso para vencer al pecado.
No hay límites de escritos en los que se nos indica cómo ser bueno.
No faltan las frases altisonantes ni reglas para nuestra vida, pero ninguna puede ofrecer remedio alguno que no sea el mejoramiento propio del hombre caído.
En cambio, la Biblia ofrece al Espíritu Santo, que entra a vivir en el creyente y lo capacita para la nueva vida. En definitiva, la Biblia soluciona los problemas de la vida y de la muerte.
Amado hermano, la Biblia es un libro viviente, siempre de actualidad, tan válido hoy como lo era hace 1900 años.
Satisface al corazón hambriento, guía al perdido, consuela al afligido de espíritu, ilumina a los que se encuentran sumidos en ceguera espiritual...
¡La palabra de Dios salva las almas!
¿Por azar?
Para terminar, y si eres amante de las estadísticas y los números, vamos a darte como ejemplo de lo inútil que resulta aplicar la posibilidad de que los acontecimientos bíblicos se hayan cumplido por azar, un comentario de Fritz Ridenour al respecto:
Peter W. Stoner, científico y matemático, trabajó con más de 600 estudiantes durante varios años aplicando a la profecía bíblica el "principio de probabilidades".
Este principio sostiene que la probabilidad de que algo ocurra es 1/M, y la probabilidad de que ocurran varios sucesos es 1/MxN veces.
Pues bien, en un capítulo titulado "Exactitud profética" en su libro "Habla la ciencia", Stoner señala que las teorías de probabilidades por este sistema constituyen las bases para fijar el sistema en que se tarifan los acontecimientos seguros.
La exactitud del este sistema del principio de probabilidad ha sido probado con éxito en experiencias prácticas una y mil veces. Stoner instruyó a los 600 estudiantes con quienes trabajó, a que fueran "muy conservadores" (esto es, apuntar lo más bajo posible), al aplicar a la profecía bíblica este principio.
Stoner no pretendía que las estimaciones de los estudiantes sean necesariamente infalibles, y admite que las estimaciones puedan exagerar por defecto y otras por exceso.
Invitó a quien desee utilizar el principio a realizar sus propias estimaciones, pues estaba seguro de que resultarían muy concluyentes en el sentido de demostrar que el cumplimiento de la profecía bíblica es extremadamente difícil de explicar como una "coincidencia".
Stoner dio un ejemplo de cómo sus estudiantes aplicaron el principio de probabilidades a la profecía de la destrucción de Tiro y los siete precisos acontecimientos que se supone ocurrieron:
1- Nabucodonosor tomará la ciudad de Tiro.
2- Otras naciones ayudarían al cumplimiento de la profecía.
3- Tiro sería dejada como una piedra lisa.
4- Tiro llegaría a ser un lugar para tender redes.
5- Las piedras y la madera de Tiro serían echadas al mar.
6- Otras ciudades serían presa del temor por la caída de Tiro.
7- La antigua ciudad de Tiro jamás sería reconstruida.
Los estudiantes de Stoner hicieron una estimación de la probabilidad de que ocurrieran los siete sucesos, de la siguiente manera: 1- 1/2; 2- 1/5; 3- 1/2000; 4- 1/10; 5- 1/10; 6- 1/10; 7- 1/20.
Multiplicando todas las estimaciones, los estudiantes llegaron a la ecuación final: 1/2x5x2000x10x10x10x20, o lo que es lo mismo, 1 posibilidad entre 400 millones.
Estimaciones similares se formularon para muchas otras profecías bíblicas, incluyendo la destrucción de Babilonia.
También en este caso se predijeron siete acontecimientos precisos, tales como la destrucción de Babilonia, que nunca jamás sería habitada de nuevo, que los árabes no levantarían allí sus tiendas, que nadie se animaría a transitar por sus ruinas, etc.
Los estudiantes estimaron estos acontecimientos y su respuesta final fue de 1 posibilidad entre 100.000.000.000.
Stoner y sus estudiantes también aplicaron el principio o cálculo de probabilidades a ocho profecías concernientes a Jesucristo: Miqueas 5:2; Malaquías 3:1; Zacarías 9:9; 13:6; 11:12,13; Isaías 53:7; Salmo 22:16.
Una vez multiplicadas las estimaciones, la probabilidad final de que estas ocho profecías se cumplieran en un hombre, totalizó 1 entre 1032, o lo que es lo mismo, 1 posibilidad entre 100.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.
6. La inspiración de la Biblia
El apóstol Pedro lo expresa de la siguiente manera: "Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo".
Esto también confirma que los escritores fueron movidos por Dios a registrar todo lo que él deseó comunicar.
La inspiración de la Biblia es un tema en extremo decisivo para el mundo de hoy.
Muchos hablan de la inspiración de la Biblia, pero cuando se les pide que definan lo que quieren decir con la palabra "inspiración" salen con definiciones muy diversas.
Algunos alegan que la Biblia es inspirada del mismo modo que toda la gran literatura.
"Estimula el corazón humano para que alcance nuevas cimas", dicen.
Sin embargo, esto no le da a la Biblia su carácter único.
Muchas otras obras literarias, incluyendo las de Shakespeare, Milton, Homero, Dickens y Cervantes, han producido resultados semejantes al de la Biblia.
En otras palabras, la ven solamente como una gran obra maestra literaria de la humanidad, y no de origen divino.
Otros creen que la Biblia es inspirada porque "contiene" la Palabra de Dios...mezclada con mitos, errores y leyendas.
Esta gente sostiene que no está bien identificar la Biblia como la Palabra de Dios.
De forma contraria, dicen que es un testigo de que Dios habla a la humanidad.
Dicho de otro modo, se puede encontrar en la Biblia la Palabra de Dios, pero ésta no es sinónima con la Biblia.
Cuando se consideran las pruebas bíblicas, estos dos puntos de vista son insuficientes.
La Biblia pone muy en claro que no es una literatura inspiradora o la historia falible de un mensaje de Dios, sino que es la Palabra infalible de Dios, y no está sujeta a errores.
Dios no empleó un sistema de dictado mecánico, como algunos dicen, sino que usó a cada uno de los escritores, según su propia personalidad, para realizar una obra divina con autoridad.
Dios usó a estos hombres para dar a conocer de su voluntad..
Algunas veces, es más fácil entender el concepto de inspiración si se compara con la revelación.
La revelación tiene relación con el origen y la entrega misma de la verdad.
La inspiración, por contra, se relaciona con la recepción y el registro mismo por escrito de esa misma verdad.
Los autores humanos de la Escritura escribieron de modo espontáneo, usando su propia mente y experiencia, pero sus palabras no fueron meramente palabras de hombres, sino que el control de Dios estuvo siempre con ellos en sus escritos, y su resultado fue la Biblia, la Palabra de Dios en palabras de hombres, como así demuestran todas las evidencias.
Pero puede surgir la siguiente pregunta: "¿hasta que punto es inspirada la Biblia?".
Si una persona reconoce que la Biblia es la Palabra inspirada de Dios (primer y necesario paso para su comprensión), a veces es posible que se ponga en duda el grado de inspiración de la misma.
¿Incluye esto todos los libros, y todas las palabras?
¿Se extiende la inspiración también a los asuntos históricos (algunos de difícil comprensión)?
¿Comprende también las copias manuscritas (pasadas a mano), y las traducciones que se han podido realizar?
Hay dos adjetivos que describen el grado de inspiración de acuerdo con la Biblia: verbal y plenaria.
Plenaria significa completa, o sea, que se extiende a todas las partes.
El apóstol Pablo le dice al discípulo Timoteo que "toda la escritura es inspirada por Dios".
También les dijo a los habitantes de Tesalónica: "Por lo cual también nosotros damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que recibisteis de nosotros, la recibisteis no como palabras de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios".
Además, la Biblia termina con la advertencia de que cualquiera que añadiera o quitare algo las profecías de este libro, la pena que caería sobre él sería mayúscula.
Por tanto, toda la Biblia es inspirada, y no sólo en parte.
1. Algunos puntos de vista erróneos sobre la inspiración
a) Inspiración natural.
Niega que haya algo sobrenatural en la Biblia.
La inspiración es semejante al "genio" pero de un grado superior.
Otros, como Confucio, Mahoma, Sócrates, Cervantes...fueron inspirados.
Según esto, la Biblia es simplemente como una gran obra literaria.
Evidentemente, la Biblia no es un producto del genio humano.
b) Inspiración parcial.
La Biblia contiene la palabra de Dios.
Hay una mezcla de revelación divina que es inspirada y pensamientos humanos no inspirados.
Pero si esto fuera así, ¿quién es el que ha de decidir lo que ha sido inspirado y lo que no?
Toda la escritura es inspirada por Dios, y no sólo en parte, como vimos anteriormente.
c) Inspiración universal.
Propugna que cualquier persona está tan inspirada como estuvo Pablo, Moisés, y otros escritores bíblicos para entender las verdades divinas.
Pero, si fuera universal, no hay razón para que no se pueda escribir una Biblia nueva hoy en día.
Se confunde con el concepto de iluminación.
d) Inspiración mecánica.
Sostiene que Dios dictó toda la Biblia, y que los escritores fueron instrumentos pasivos del Espíritu Santo. Pero si fuese mecánica, ¿cómo se explica entonces las diferencias de estilo entre los escritores? ¿Es que Dios cambia de lenguaje?
e) Inspiración de pensamientos.
Sólo los pensamientos fueron inspirados, pero los escritores escogieron sus propias palabras para expresar dichos conceptos.
Pero nosotros sostenemos que la inspiración es de las palabras, no sólo de los pensamientos, porque es imposible pensar sin palabras. Si los pensamientos son inspirados, también lo son las palabras.
2. Lo inútil de la posibilidad del azar.
El metodismo es una doctrina que promueve el estudio de las escrituras del mismo modo que Descartes trató el tema en su "Discurso del método" (básicamente, éste discurre que sólo las razones que no han lugar a dudas son las únicas premisas básicas para llegar a conclusiones infalibles.
Es decir, si la premisa de que 2 más 2 son 4, la conclusión infalible es que 4 menos 2 son 2).
Aunque nunca las corrientes filosóficas pueden dar una correcta orientación sobre las Escrituras, ya que el verdadero entendimiento de ellas se encuentra en el corazón de cada uno de sus lectores, vamos a hacer en esta ocasión un breve acercamiento a sus postulados, en la persona de Charles Wesley, uno de sus fundadores:
"La Biblia debe ser invención de hombres buenos o ángeles, hombres malos o demonios, o de Dios, sin más posibilidades. Por consiguiente:
1- No podría ser invención de hombres buenos ni de ángeles, porque ellos ni querrían ni podrían hacer un libro, y mentir todo el tiempo mientras lo escribían, diciendo: "Así dice el Señor", pues era algo de su propia invención.
2- No podría ser invención de hombres malos ni demonios, pues ellos no harían un libro que señale todos los deberes, prohiba toda clase de pecado, y condene sus propias almas por toda la eternidad en el infierno.
3- Por tanto, saco en conclusión que la Biblia debe ser dada por inspiración divina."
La evidencia de que las propias palabras de la Biblia son dadas por Dios se puede resumir brevemente así:
1- Este es el postulado del famoso texto de 2 Timoteo 3.16
2- Pablo da un testimonio esforzado y vehemente de que habló con palabras que enseña el Espíritu (1 Corintios 2:13)
3- Es evidente por la repetición de palabras: "Escrito está".
4- Jesús dijo que lo que estaba escrito en el Antiguo Testamento hablaba de él (Lucas 24:27; Juan 5:39; Hebreos 10:7)
5- El Nuevo Testamento equipara constantemente el concepto "Palabra de Dios" con las Escrituras del Antiguo Testamento (Mateo 21:42; Romanos 15:4; 2 Pedro 3.16)
6- Jesús indicó que ni aún la parte más pequeña de una palabra o letra del hebreo podría quebrantarse (Mateo 5:18)
7- El Nuevo Testamento se refiere a las Escrituras como las "palabras de Dios" (Romanos 3:2; Hebreos 5:12)
8- En ocasiones se les dijo a los escritores: "No retengas palabra" (Jeremías 26:2).
Juan llegó a pronunciar una advertencia sobre todos los que añadieren o quitaren a las "palabras de la profecía de este libro" (Apocalipsis 22:18,19).
Es una buena base, o por lo menos merecedora de tener en cuenta, la que nos ofrece el metodismo, según entendemos.
La inspiración de las Escrituras, de todas formas, es algo inherente a la lectura de las mismas, y no hay mejor prueba de ello que la propia experiencia personal.
Por eso te invitamos a que seas tú mismo quien experimente esta inspiración divina en tu vida, como un día lo hicimos en la nuestra.
¿Cómo nos fiamos de los hombres falibles?
Uno de los argumentos más frecuentes que se presentan contra la infalibilidad de la Biblia se basa en el hecho de que fue escrita por autores humanos.
Los seres humanos somos falibles.
Puesto que la Biblia fue escrita por estos seres humanos falibles, por necesidad se llega a la conclusión de que la Biblia es falible, o por lo menos, así razonan.
Como el teólogo Bruce Vawter escribe: "Una literatura humana sin errores sería una contradicción en sí misma, pues nada es más humano que equivocarse".
Concedemos que los seres humanos cometemos errores y con frecuencia.
Pero no cometemos errores en todos los casos, y no tenemos que cometer errores necesariamente.
No es imposible para el hombre falible registrar correctamente palabras y acontecimientos.
Así que excluir la posibilidad de tener una Biblia infalible alegando la posibilidad de error de los hombres es algo incoherente.
John Warwick Montgomery, abogado y teólogo, ilustra así esta verdad:
"Las instrucciones para hacer funcionar mi máquina aspiradora, por ejemplo, son literalmente infalibles. Si hago exactamente lo que dicen, la máquina responderá.
Partiendo de tal ejemplo (que se puede multiplicar fácilmente con miles de ejemplos similares), debemos concluir que los seres humanos, aunque con frecuencia se equivoquen, no tienen porqué equivocarse en todos y cada uno de los casos.
Por supuesto, la producción a través de varios siglos y por diferentes autores de sesenta y seis libros infalibles, y con unidad interna, es una tarea enorme, pero el caso es que no hay nada inhumano o contra la naturaleza humana en tal posibilidad."
Los ejemplos se podrían multiplicar.
El testimonio de las Escrituras es claro.
Dios usó hombres falibles como nosotros para que recibieran y pusieran por escrito su Palabra infalible, de modo que llegara hasta nosotros correcta y sin errores.
¿Parece difícil de hacer? Para nuestro Dios no lo es.
El mismo dijo: “he aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?" (Jeremías 32:27).
¿Se debe tomar la Biblia en sentido literal?
Cuando nosotros decimos que tomamos la Biblia en sentido literal, no queremos decir que el lenguaje figurado esté ausente en la Biblia.
Sin embargo, para interpretar los textos figuradamente debemos encontrar en el pasaje una buena razón que justifique tal acción.
Dicho de otra manera, cuando leemos en el interior de un libro una historia, lo lógico es conocer de qué trata tal libro.
Ciertos tipos de escritos tienen la tendencia, por su propia naturaleza, de excluir la posibilidad del lenguaje figurado.
Entre ellos se encuentran las leyes, los escritos históricos y filosóficos, aunque aún estos usan de un lenguaje figurado cuando es conveniente.
Una buena regla de interpretación sería: "Si el sentido literal es bueno, no se debe buscar otro, no vaya a ser que el resultado sea equivocado."
Las palabras de un texto dado se deben interpretar literalmente si es posible, y si no, se debe pasar al lenguaje figurado.
Por lo común, hay claves en el mismo contexto del texto que nos ayudan a situarnos.
Por ejemplo, cuando el Apocalipsis habla del dragón (Apocalipsis 12:9), se define el dragón para beneficio del lector.
El conocimiento de la cultura también ayudará, pues mientras más sabemos del idioma y el pensamiento de cierto periodo de tiempo, mejores posibilidades tenemos de decidir cuál es la interpretación de un pasaje dado.
Muchos han ido más allá de lo debido en la enseñanza de la interpretación literal, alegando que debemos tomar todo el contenido de la Biblia en ese sentido, incluso expresiones como "los árboles del campo darán palmadas de aplauso".
La Biblia contiene tipos definidos de lenguaje figurado, como metáforas, símiles, hipérboles y antropomorfismos.
Una metáfora es una comparación por definición directa. En Juan 15:1, Jesús declara: "Yo soy la vid verdadera". Esto no significa que él sea una vid en sentido literal, sino que se puede comparar con una vid.
Un símil es una comparación mediante el uso de palabras comparativas: "así", "como", "tan"... Exodo 24:17 dice: "La gloria de Dios era como un fuego abrasador en la cumbre del monte."
En cambio, una hipérbole es una exageración para dar énfasis. En Juan 21:25 encontramos un ejemplo de ella: "Y hay también otra muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aún en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir".
El antropomorfismo, encontrado principalmente en el Antiguo Testamento, consiste en atribuir a Dios características o experiencias humanas.
Se puede ver en declaraciones como: "Se arrepintió Jehová de haber hecho hombre" (Génesis 6:6), y "Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él" (2 Crónicas 16:9).
No obstante, muchas declaraciones que previamente se consideraban como figuradas, al aumentar el conocimiento científico, se ha comprobado que tenían un sentido muy literal.
Por ejemplo, en el caso de la culebra que come polvo, la investigación ha demostrado que sí hay culebras que comen polvo.
Les ayuda a orientarse, "ven" a través del polvo que ingieren.
Por consiguiente, el lenguaje figurado sí tiene un lugar en las Escrituras, pero solamente cuando hay ciertos factores que indican que el pasaje en cuestión no se debe interpretar en sentido literal.
Hay varias razones por las cuales aceptamos la Biblia en sentido literal.
La Biblia afirma que es la Palabra de Dios. Una y otra vez encontramos frases como: "la Palabra del Señor vino sobre...", "Dios habló", "así dice el Señor"....
Cuando Dios habló lo hizo en situaciones de la vida real, no en el mundo de la fantasía. La Biblia no se considera a sí misma como un libro de ficción.
Cuando los escritores citan a otras personas o acontecimiento de las Escrituras, los consideran reales, no imaginarios ni alegóricos.
Por ejemplo, Jesús se refirió a Jonás (Mateo 12:39) como señal de su resurrección. El escritor de la carta a los hebreos cita muchos grandes hombres y mujeres de fe en el Antiguo Testamento (Hebreos 11), como ejemplos para el creyente.
Las historias de Abraham y de Sansón aparecen como verdaderas.
Así que la Biblia misma da testimonio que se la debe tomar tal cual es.
Las Escrituras se interpretan a sí mismas en sentido literal.
La naturaleza de Dios, como se revela en la Biblia, pone en claro que él tiene la capacidad de comunicarse con la gente.
Puesto que Dios creó la humanidad con el propósito de establecer una relación, se deduce naturalmente que usaría un método de comunicación inteligible.
En consecuencia, no necesitamos buscar significados extraños y ocultos para las cosas que las Escrituras expresan llanamente.
También es importante saber que la Biblia está dirigida a la humanidad.
Los hombres recibieron la responsabilidad de prestar atención a lo que Dios había revelado, y se esperaba de ellos que le tomaran la palabra a Dios.
Cualquier mensaje de un supuesto profeta tenía que ser examinado a la luz de lo que Dios hubiera dicho objetiva y literalmente, como así lo expresa el apóstol Juan (1 Juan 4:1,2).
Las escrituras no hablan con doble sentido ni ambigüedades.
El mensaje es claro y Dios espera que la humanidad actúe en respuesta a los que él ha revelado.
La excusa que usa mucha gente, de que la Biblia se puede entender de muchos modos y de que cada uno tiene su propia interpretación, no es verdadera.
Este asunto ha sido puesto muy en claro: "El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehusa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él" (Juan 3.36).
7. Versiones de la Biblia
Debemos tener en cuenta una realidad.
Todo aquel que ha de traducir, necesita tomar una decisión.
Cada idioma tiene su propio genio.
La distancia mental se hace muy grande con el tiempo y las diferencias étnicas y ambientales.
A veces, las palabras y los giros de un idioma, o son casi intraducibles al nuestro, o tienen diversos sentidos que, en nuestra propia genialidad castellana suenan muy diferentes entre sí.
Aquí es donde el traductor debe tomar partido por una sola de las traducciones.
Ahora bien, desde el mismo momento que se decide por una de ellas, está renunciando automáticamente a todas las demás, que muy bien podrían ser tan valiosas como ella, e incluso más.
Esto es cierto cuando se traduce de un idioma occidental moderno a otro.
Mucho más si se ha de traducir del hebreo antiguo o del griego a idiomas tan distantes a ellos en el tiempo y en el espacio como el castellano del siglo 20.
Con esto queremos decir que no es posible que exista una traducción totalmente perfecta.
Creemos sinceramente que el Señor ha protegido su Palabra incluso en las traducciones más honradas de ella que se han hecho.
Sin embargo, esto no quiere decir que hayamos de limitarnos a una sola traducción, y desechar las demás como espurias y corruptas.
No sería una posición inteligente en un cristiano que quiera adentrarse con sinceridad en el sentido más profundo de la Palabra, y no de una versión determinada, por perfecta y venerada que ésta sea.
Quienes, por causa de sus estudios, tienen la posibilidad de consultar los mejores textos griegos del Nuevo Testamento, o incluso los hebreos del Antiguo Testamento, tienen la suerte de contar con una poderosa arma de comprensión y profundización.
Esto no se halla al alcance del creyente común, pero sí puede tener a mano las mejores traducciones disponibles, ya sea por que las vaya adquiriendo, o porque la iglesia local organice algún tipo de biblioteca de consulta.
Siempre sigue siendo necesario que en los estudios bíblicos se use como base el texto de una de las traducciones.
Hoy por hoy, parece ser la Reina-Valera la más acertada y utilizada para esto.
Sin embargo, arrojará también mucha luz sobre el texto bíblico el tener la posibilidad de leer las diversas formas en que otros traductores han vertido las palabras originales al castellano, o incluso a otros idiomas, si se halla al alcance de algún miembro de la comunidad consultar traducciones a otros idiomas.
Lo que acabamos de decir es válido para el estudio personal, pero también nos parece una buena sugerencia para círculos de estudio bíblico.
Nuestros pastores y maestros, por razón misma de la vocación a la que fueron llamados, tienen la obligación de estar al día en cuanto a material bíblico y a traducciones de la Biblia.
No sólo dependen de ellos su predicación y su enseñanza, sino también la orientación que les puedan a los miembros de la comunidad cristiana, para ayudarnos en la empresa más fascinante que puede emprender un ser humano: la lectura y el estudio de la Palabra de Dios.
8. Normas para la interpretación de la Biblia
Alguien puede preguntar: "¿Qué necesidad tengo yo de normas para entender la Palabra de Dios?"
Es cierto que la Biblia habla por sí sola, como comentábamos con anterioridad.
Ningún buscador sincero será defraudado si busca la voluntad de Dios para sí mismo en la Palabra.
Sin embargo, hay que reconocer que son muchos los creyentes que sacan ideas erróneas de las Escrituras por no seguir unas normas básicas de interpretación.
También las herejías y las sectas suelen fundarse precisamente sobre determinado pasajes arrancados de su contexto.
Por tanto, creemos que te serán muy útiles algunas normas básicas, que te darán un punto de partida para una sana interpretación:
a) La Escritura tiene un sólo significado, y debe ser interpretada literalmente.
Cuando alguien nos escribe una carta, la aceptamos en sentido literal, es decir, que lo que dice realmente ocurrió, no es figurativo.
Es igual con la Biblia.
A menos que los hechos del contexto inmediato claramente identifiquen lo contrario, hay que tomar cada palabra en su sentido literal.
Por ejemplo, cuando Jonás 1:17 nos dice que el profeta estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, no hay nada en el contexto que nos indique que este versículo contiene una alegoría (figura simbólica).
Debemos tomar el sentido literal de la escritura siguiendo las normas de la gramática.
Por ejemplo, no interpretamos la poesía como si fuera una narración histórica, ni por otro lado, debemos ver una historia como si simbolizara algo espiritual que no es mencionado en el texto mismo.
Por ejemplo, no se puede atribuir a cada relato bíblico un sentido alegórico al menos que la Escritura misma se lo atribuya.
b) El significado de una frase o palabra en un texto ha de determinarse en relación con el sentido general del pasaje en que se halla.
Todos hemos oído el dicho: “Un texto fuera de contexto es un pretexto".
Para interpretar correctamente un texto, hay que observar el texto inmediato, investigar el propósito y el desarrollo del libro, compararlo con pasajes paralelos, etc.
Un nivel adecuado de conocimiento bíblico es preciso para la interpretación del contexto.
Por ejemplo, en Hechos 16:31 dice: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tu y tu casa".
Si se saca de su contexto histórico y se aplica como una promesa universal para todo creyente, sería una violación de esta norma, pues es una promesa hecha específicamente al carcelero del relato de este pasaje, que se ve claramente leyendo el contexto.
c) La interpretación de un pasaje o libro se ve con más claridad al entender la cultura y fondo histórico del autor y del libro.
La interpretación histórica trata de preguntas como ¿quién es el autor?
¿Quiénes son los personajes que aparecen en el libro?
¿Cuáles son las características geográficas y climatológicas que influyen en el pensamiento del escritor? ¿Cuáles son las condiciones políticas y religiosas que son reflejadas en los escritos sagrados?
¿Quiénes son los oyentes y lectores originales?
¿Cuál es el propósito del autor?
Te emplazamos a seguir con nosotros en el estudio del Antiguo y el Nuevo Testamento, donde veremos con detalle estas cuestiones de cada libro en particular.
d) Lo oscuro ha de interpretarse por lo que es claro.
Dios nos ha dado declaraciones muy claras sobre puntos fundamentales en determinados pasajes claves. Pero, al mismo tiempo, sabemos que hay puntos difíciles en la Biblia, con aparentes contradicciones.
Pero estas referencias han de entenderse a la luz de las claras enseñanzas de la Escritura sobre los grandes temas de la Biblia.
El mejor intérprete de la Biblia es ella misma.
Nunca debemos sacar una doctrina basada en un pasaje aislado del resto de la Sagrada Escritura.
Vemos un ejemplo en 1 Timoteo 4:10: "El Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen".
Al verlo fuera de contexto, e ignorando las grandes doctrinas de la Biblia, podría interpretarse en el sentido de que Dios ha de salvar a todos los hombres, una doctrina herética llamada "universalismo".
Pero a la luz de las doctrinas básicas discernimos en este sentido: Vale la pena seguir la piedad (éste es el contexto), ya que es provechosa para la vida venidera.
Y los altos planes de Dios hacen que sean llevaderos todos nuestros trabajos y sufrimientos en su servicio.
e) Aunque la Biblia ha de ser interpretada literalmente, los escritores bíblicos empleaban figuras del lenguaje que tienen que ser interpretadas como tales.
Esto ya lo vimos en un apartado anterior.
¿Recuerdas la hipérbole, la metáfora, el símil y el antropomorfismo? Pues aquí vienen al caso.
Hay más tipos de figuras literarias, pero por ahora vamos a dejarlo ahí.
Cuando leas, recuerda que no todo es literal, pues los grandes escritores bíblicos también empleaban figuras y modismos para expresar verdades divinas.
f) Las partes principales de una parábola representan ciertas realidades.
Se deben considerar sólo estas partes y figuras cuando se la interpreta.
Como definición de la parábola, hemos de pensar en una narración, dentro de la esfera de lo posible, que ilustra principios que rigen en la esfera espiritual.
La interpretación debe ser marcada por las tres partes a continuación:
1- Hay que buscar el tema principal de la parábola en los primeros detalles.
2- Hay que resistir la tentación de encontrar un significado especial hasta en los más mínimos detalles. Es una ilustración que tiene un sólo significado principal.
3- Las parábolas ilustran doctrina, no sirven como fundamento para ella.
Vamos a poner un ejemplo: En Lucas 18:1-8 leemos de la viuda suplicante.
El contexto indica que el Señor está ilustrando el cuidado que tiene Dios de los suyos en los días difíciles, pues los desamparados son escuchados, a pesar de las apariencias contrarias.
Pero la viuda consigue su petición a fuerza de su perseverancia, que nunca se cansa de suplicar.
Así, la lección principal es la de la persistencia en oración en medio de un mundo enemigo.
Pero si quisiéramos seguir interpretando todos los detalles lógicamente, llegaríamos a conclusiones bien extrañas.
Evidentemente, la viuda suplicante representa a los fieles que claman a Dios, pero en la parábola, quien por fin la escucha y remedia su situación es un juez injusto.
¡De ninguna manera podemos decir que el juez representa a Dios! Tenemos que contentarnos con la enseñanza principal.
9. ¿Cómo entender la Biblia?
Seguramente habrás oído decir más de una vez que aún para los creyentes, la Sagrada Escritura es difícil de entender.
Ciertamente, hay partes de la Biblia que exigen verdadero estudio para llegar a su clara comprensión.
Aún más, hay porciones tan profundas que ningún hombre jamás ha llegado a sondear su fondo.
Es natural, porque la Biblia es el Libro de Dios.
No debe sorprendernos que en algunos puntos sobrepase a nuestra comprensión humana.
Algunas personas no creen en la Biblia porque hay cosas en ella que no entienden.
Pero si alguien pretende comprender un libro de química, por ejemplo, de una vez y de una sola pasada, está completamente errado.
Hay que empezar paso a paso, y así ir avanzando en su conocimiento.
Por esta misma razón, de que no podemos entenderla en su totalidad, es por la que nosotros creemos en ella. Si algún día llegáramos a entender todo lo que en ella hay escrito, nuestra fe se tambalearía, pensaríamos que es un libro más entre los muchos escritos por los hombres.
Hay muchísimo, sin embargo, que está al alcance de todo creyente.
Alguien ha comparado la revelación bíblica con un mar, con lugares hondos donde se precisa saber nadar, pero también con extensísimas playas donde hasta los niños pueden jugar.
Un escéptico comentaba, mientras comía con amigo creyente, algunas supuestas dificultades bíblicas.
"¿Qué haces - le preguntó - cuando tropiezas con una de estas dificultades?
”Muy sencillo - repuso el amigo - Lo mismo que hago cuando como. Si encuentro un hueso, lo separo y sigo comiendo.”
Así que tú, querido lector, no te preocupes demasiado si al principio de tu andar en la lectura no entiendes todo lo que lees.
Siempre hallarás mucho que podrás entender fácilmente, y cuanto más la leas más la comprenderás.
El mejor intérprete de la Biblia es ella misma.
Pero ahora puede surgirte la pregunta: ¿Cómo debo leer la Biblia?
Pueden darse algunas instrucciones para que de la lectura bíblica se saque el mejor provecho:
a) Léela con reverencia.
Su texto constituye el medio más permanente y el más autorizado por el cual la revelación de Dios ha llegado al conocimiento de los hombres.
Sobre todas sus páginas originales sopló el Espíritu de Dios.
Hoy el mismo Espíritu de Dios puede hablar a tu alma por medio de la Palabra escrita.
El que la inspiró es poderoso para hacerla vibrar y vivir en tu corazón.
Acércate, pues, a la Biblia, como si hubieras de tener una entrevista con Dios, y hazlo con la consiguiente solemnidad. Hombres piadosos han habido que tenían por costumbre leer la Biblia de rodillas.
Tu espíritu, al menos, debiera mantenerse, mientras lees, en esa posición de sumisión reverente.
b) Léela con fe.
Ya hemos dicho que la Biblia en su totalidad fue escrita bajo el influjo inspirador de Dios.
Por ello, no sólo es digna de reverencia, sino de fe.
El apóstol Pedro expresaba el sentir de todos los escritores sagrados, cuando decía: "No os hemos dado a conocer la potencia y venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas por arte compuestas, sino como habiendo con nuestros propios ojos visto su majestad" (2 Pedro 1:16).
Las Sagradas Escrituras siempre han sido el blanco de enconadas críticas.
Unas veces se ha tratado de impugnar la veracidad de su historia; otras, lo sobrenatural de sus milagros y profecías o sus puntos aparentemente contradictorios.
Pero la malignidad de estos ataques no ha podido jamás destruir la autoridad de la Biblia basada en su inspiración divina.
Alguien la ha comparado con un inmenso cubo.
Por más vueltas que los hombres le den para derribarla, siempre queda en pié.
c) Léela con oración.
El salmista decía: "Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu ley" (Salmo 119:18).
Esta súplica debiera preceder siempre a nuestra lectura de la Palabra Santa.
Necesitamos la dirección y ayuda del Señor para entender lo que leemos, y sacar provecho de ello. Podríamos comparar la Biblia con un inmenso palacio.
En él hay cosas maravillosas, pero necesitamos alguien que nos guíe si no queremos perder el tiempo.
El guía de los guías de este palacio es el Espíritu Santo.
Así pues, cuando leas tu Biblia, pide la dirección divina y te será dada.
Te aseguramos que más de una vez harás descubrimientos y vivirás experiencias gratísimas y maravillosas.
d) Léela con ánimo obediente.
Esto quiere decir con la decisión sincera de asimilar y llevar a la práctica todas sus enseñanzas.
Sabemos que esta decisión es incomprensible para el que no conoce a Dios.
En ese caso, la mente y el corazón humano están alejados de la persona de Dios.
Muchos se burlan de la Palabra de Dios porque no son capaces de vivir conforme a sus enseñanzas. Critican la Biblia porque la Biblia los critica a ellos.
Es verdad que no siempre hallamos en la Sagrada Escritura instrucciones explícitas para resolver los múltiples problemas morales que se nos pueden presentar.
En algunos aspectos, la vida hoy es diferente de lo que lo era en los días apostólicos.
La evolución histórica nos sitúa a menudo ante situaciones nuevas desde el punto de vista religioso como desde el ético, el político o el social.
Para las cuestiones que estas situaciones cambiantes plantean no hallamos lógicamente en la Biblia respuestas concretas y categóricas.
En sus páginas no se encuentra una normativa exhaustiva para todas las situaciones posibles a lo largo de los siglos en todo el mundo, sería prácticamente imposible.
Pero sí hallamos en la Biblia unos principios válidos para todos los tiempos, que nos permiten deducir la voluntad divina frente a cada una de las cuestiones nuevas ante las que hayamos de enfrentarnos.
Lo difícil, generalmente, no es llegar a conocer la voluntad de Dios, sino cumplirla cuando ya la conocemos.
e) Léela con regularidad.
No esperes a tener algún momento libre. Búscalo cada día, y a ser posible a la misma hora.
Hay quien prefiere la noche antes de retirarse a descansar, y otros estiman más provechoso un rato por la mañana, cuando la mente y el espíritu están frescos y libres de los agobios del día.
Conviene, sin embargo, que sea cual sea la hora escogida para la lectura, ésta se haga sin prisas ni preocupaciones de índole material.
De lo contrario puede suceder en nosotros lo de la parábola del sembrador.
No damos tiempo ni lugar a que la simiente de la Palabra penetre honda en nuestro corazón, sino que queda en la superficie de nuestra mente y enseguida vienen las aves de los afanes cotidianos y la devoran.
f) Léela de modo sistemático.
Es una mala costumbre abrir la Biblia al azar y leer en la primera página que encontramos.
Un ejemplo muy simpático es el siguiente: Un día, una persona quería resolver sus problemas acudiendo a la Biblia, y dijo para sí mismo: "Señor, háblame en tu lectura". Así que abrió la Biblia al azar, y lo hizo por el pasaje donde Judas se ahorcó fruto de su culpabilidad. "Qué duro", pensó. Así que volvió a abrir la Biblia al azar por otro lugar, y se situó en el lugar donde Jesús dijo: "Haced todos lo mismo".
Y pensando que esto era lo que Dios quería, esta persona se ahorcó.
Este ejemplo nos dice a las claras que la Biblia no ha de ser tomada al azar, en espera de grandes respuestas.
Tampoco es recomendable para la persona que empieza a leer la Sagrada Escritura que lo haga comenzando por el Génesis y seguir hasta el final.
Es mejor establecer como punto de partida el Nuevo Testamento y con preferencia alguno de los evangelios.
Más adelante podrá pasarse al Antiguo Testamento, y se verá que su lectura resulta más clara después de conocer el Nuevo.
El afán del creyente debe ser llegar a conocer toda la Biblia, pues no hay nada en ella que carezca de importancia.
Tal vez cuando leas por primera vez algunos libros o capítulos te parecerá incomprensible que se encuentren en el libro Sagrado, pero la perseverancia en su estudio te llevará al convencimiento de que "toda escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para instruir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16,17).
La Sagrada Escritura es como una mina riquísima en oro.
En todas sus partes abunda el metal precioso.
Lo que sucede es que en unas aflora sobre el suelo, mientras que en otras hay que cavar para obtenerlo.
g) Léela con aplicación personal.
El valor de la lectura bíblica será escaso si no derivamos de ella un mensaje personal para nosotros mismos. En una ocasión, una niña le dijo a su madre: "Mamá, ¿por qué tu y papá no leéis la Biblia, como hacen todos los que dicen ser cristianos?".
La madre, en parte por la culpa y en parte por su conciencia, buscó su Biblia y la encontró en el fondo de una estantería llena de polvo.
La abrió, y comenzó a leer el evangelio de Juan. Cuando su esposo llegó de trabajar, ella le comentó de la lectura, y siguieron leyendo juntos.
Cuando hubieron acabado, los dos se arrodillaron y oraron juntos, porque Dios les había hablado grandemente a través de la Biblia.
Hoy día, esta familia forma parte activa de una comunidad cristiana.
Jerónimo Perles Moreno
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